El callejón del gato

El alcalde los proteja

La última batalla ha surgido en Almería a raíz del número de militantes que se han afiliado con unas primarias

E L día que Pedro Sánchez fue elegido secretario general del PSOE y Susana Díaz, en lugar de asumir el resultado y hacer causa común con el nuevo líder, dio un portazo y se fue a una discoteca para montar una verbena particular con sus incondicionales, se consagró públicamente la guerra interna que se iba a implantar en el partido. Cualquier cosa puede ser motivo para emprender un enfrentamiento. La última batalla ha surgido en Almería a raíz del número de militantes que se han afiliado con unas elecciones primarias a la vista. Por intereses ocultos, a mi modo de ver perniciosos para el partido, los problemas que deberían resolverse internamente, se airean en los medios de comunicación sin ningún recato, dándose el caso de que algunos documentos aparecen en la prensa antes de haber sido enviados al órgano al que van dirigidos. Porque me parece una mala práctica, hasta ahora me he mantenido al margen de la contienda, pero ha sido precisamente la publicación de uno de esos documentos lo que me ha motivado para que hoy dedique esta columna a comentar su contenido relacionado con el tema. El documento me ha llamado la atención, no por lo que plantea, sino por la condición de sus autores. La semana pasada publicó un periódico un escrito firmado por delegados de CCOO y UEMA de limpieza de interiores, CCOO de la planta de reciclaje y de DESIF de limpieza viaria y playas, solicitando amparo al alcalde y portavoces de los partidos de la oposición, por las presiones de concejales socialistas para obtener su afiliación a dicho partido político. Tales presiones, según los firmantes del escrito, les mantenía en un estado de inestabilidad psíquica y emocional que entorpecía su trabajo. Lo que me parece inaudito es que representantes sindicales, a los que se supone autoridad suficiente para defenderse solos y defender a sus compañeros, entren en un estado de inestabilidad psíquica y emocional de tal calibre, ante las presiones de cuatro concejales de la oposición sin ninguna potestad en materia de personal en el Ayuntamiento. Si se descolocan psíquica y emocionalmente de tal manera, por las presiones de unos concejales que el mayor castigo que podrían aplicarles sería retirarles el saludo, me imagino la descomposición que les entraría por el cuerpo a estos delegados sindicales si se cruzaran con un concejal del equipo de gobierno y percibieran un mal gesto en su mirada. El señor alcalde, cuyo amparo solicitan, los proteja.

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