El camino de Thoureau

El Thelos aristotélico significaba propósito, finalidad, y no final (la vida debe conducir hacia una finalidad pero no acabar en ella)

Muchos saben de mi admiración por Thoureau y por sus determinaciones; por aquel tiempo que empleó en vivir en una cabaña solo en la montaña, y sin recursos, para promover una evolución interior. Muchas veces he celebrado algo así sin sentirme capaz de hacerlo. Mi admiración por Thoureau también me viene por su coincidencia con Jünger, que acuñó la palabra "Emboscadura" y que significaba la acción de introducirse en un bosque -pero imaginario- para promover la emancipación del momento histórico de cada uno. Thoureau y Jünger forman un tándem esencial para comprender la idea de "la huida" del sistema actual, del capitalismo global, donde la alienación es innegable y donde nos han convertido en víctimas de la autoesclavización. Pues al hilo de esta reflexión estos días apareció en los medios una periodista que abandonó el sistema para vivir en una cabaña, Beatriz Montañez. Y nos relataba que su vida estaba acabada, amén de ser una periodista popular. Era el telón, el final evolutivo -afirmaba-. No obstante esas palabras me han provocado una reflexión que lanzo a la periodista a la espera de respuesta (y al lector). ¿Vivir en una cabaña permanentemente es otro telón? ¿La vida de una persona debe acabar ahí sin opción a otra evolución posterior? ¿El acto de huida es un fin en sí mismo o un medio para ir a otro lado? Debo reconocer que no confío en las trampas del sistema que ofrecen estereotipos para reinsertarnos de nuevo en él (los modelos preconfigurados de libertad). La utopía de la cabaña, basada en el Oikos Griego y en la Hacienda Romana seducen desde el romanticismo implícito, pero no sé si pueden ser el destino final. Solo confío en el concepto aristotélico de Thelos que significaba propósito, finalidad, y no final (la vida debe conducir hacia una finalidad pero no acabar en ella). Tal vez la hazaña de la periodista solo sea el final del principio, de uno de los ciclos de su vida, nada más. Recordemos que Thoureu estuvo unos años en la cabaña y que luego volvió a su vida anterior. Siguiendo la vuelta a lo común de Thoureu, su desemboscadura según Jünger, me planteo ahora que quizás aún no se haya encontrado la cura al sistema y que solo tenemos deseo. El deseo nos puede ayudar a viajar al otro lado pero me parece que esta lleno de espejismos. El que huye debe seguir adelante y no confiar en los finales más que en las finalidades.

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