Ni caso

Que sea más común remendar una pérdida que evitarlos dice mucho del triste nivel profesional que nos identifica

Eso es lo que te hacen en Endesa cuando llamas para decir que lleváis todo el mes de marzo con picos de voltaje a la misma hora cada día, ni caso. Aquí, en este vergel desértico del bajo Andarax, cuando no es el agua es la luz, una insidiosa forma de recordarnos que debemos ser ciudadanos sin derecho siquiera a tener categoría, aunque fuese minúscula. Los amigos de la antigua Sevillana (y olé) enrocados en un protocolo que huele a sota, caballo y rey no insinúan más alternativa que estar, como la tonta enamorada junto al teléfono a la espera de que suene la llamada de su amado, con todo dispuesto en casa hasta que salte una vez más el diferencial y te apresures a llamar por la incidencia, como si fuese aislada, como si fuese nueva, como si no tuviésemos otra cosa que hacer en nuestras horas que esperar a que sea el momento propicio para ellos. En mi solvente ignorancia imaginativa se me ocurre que ya que existe un patrón y una hora aproximada de ocurrencia, ¿no sería más eficaz que el operario estuviera presente en el lugar desde donde parte el suministro a la zona para hacer la comprobación directa de lo que está pasando y, quizá, puede ser, es posible, que se esté más cerca de dar con la clave? En fin, propuestas campestres que se le vienen a una a la neurona cuando está más que hasta el gorro de tener una preocupación gratuita gracias a la no intervención resolutiva del o los responsables del abastecimiento eléctrico, y cuando antes de molestarles en sus otros importantísimos quehaceres ha procurado obtener diagnóstico llamando a su propio electricista, gasto que se comerá el usuario siempre sí o sí.

Que haya fulanos mosqueados con el sistema hasta el punto de importarles ocho que ochenta hacer toda la pirula que puedan, vale, entre ellos se entiendan. Pero la cuestión es que por el camino de la jodienda al pez gordo esos peces chicos enrabietados van masacrando a otros chicos que pillan por el camino, y cuando siendo chico cumples con tus deberes pero se pasan por el amperio tus derechos, como de costumbre, sólo te queda vociferarlo a la espera de llegar a ojos y oídos responsables. Así que si, por ejemplo, se te echa a perder lo que tengas en la nevera, disponte a una entretenida travesía de reclamaciones, réplicas y contrarréplicas. Que sea más común remendar una pérdida o un deterioro que evitarlos dice mucho del triste nivel profesional que nos identifica.

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