No son cínicos

Perdonadme cínicos. No lo volveré a hacer. Porque vosotros sois otra cosa

Hace varios días oí al portavoz del Partido Popular reprochar al gobierno de Pedro Sánchez las decisiones tomadas en torno a la dirección de la RTVE. Lo acusaba de haberla secuestrado, de habérsela regalado a otro partido a cambio del apoyo en la moción de censura; de haberla convertido en una maquinaria de adoctrinamiento y manipulación. ¿Será posible -pensaba yo- que precisamente ese partido endose a otro las intenciones manipuladoras?. Lo primero que se me ocurrió fue:"Son unos cínicos". Lo pensé, e incluso lo escribí. Cínicos. Pero después empecé a considerar que no había sido justo. Pero que no había sido justo con los cínicos. Porque, ¿qué han hecho aquellos filósofos griegos para ser comparados con ese portavoz? ¿Qué pecado habían cometido? Ellos, desde luego, no. El pecado lo ha cometido más bien la tradición filosófica oficial, que ha sido bastante superficial y algo tendenciosa. Porque por esa causa, de los cínicos, y a nivel de cultura general, solo han quedado anécdotas atribuidas a Diógenes, su tonel y su farol, y a su falsa equiparación con el comportamiento de los perros. Esa falsa versión de los cínicos sí parece encajar con bastante precisión con las manifestaciones del portavoz, versión se ve fortalecida también por el llamado "síndrome de Diógenes", en donde destaca la tendencia de determinados sujetos al aislamiento del resto de la sociedad y,sobre todo, a la acumulación de "trastos" y demás objetos inservibles. Pero, como he apuntado antes, ni Diógenes, y menos aún la mayoría de sus compañeros, son como han entendido tantos para-filósofos. Tal vez alguien piense que quiero ser como Goytisolo que reivindicó al Conde D.Julián. Y si lo piensa, no andará descaminado, porque duele ver cómo se tira por el suelo la fama de tantas personas honestas cuyos planteamientos y valores diferían tanto de los que dominaban su época. En el fondo representaban una contracultura que se ha trasmitido hasta nuestros días, si bien de forma minoritaria, en cuanto a rechazar determinadas convenciones sociales y, sobre todo, el desapego de las riquezas y de los bienes materiales. Igual que la llamadas "escuelas moralistas" (no sé por qué, con cierto sentido peyorativo), también buscaban la felicidad y la encontraban en ese modo de vida. Y ¿seguro que son así algunos de los políticos de nuestro horizonte? Perdonadme, cínicos. No lo volveré a hacer. Porque vosotros sois otra cosa.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios