Carta del Director/Luz de cobre

La dignidad de las hortalizas y de quienes las cultivan

Lo que está en juego es el modelo agrícola de Almería y su supervivencia. No temos que fracasemos. Al contrario.

Dignificar las viviendas de los inmigrantes que trabajan en las explotaciones agrícolas de la provincia (Poniente, Levante y Costa de Níjar) es un reto de ingentes proporciones, que esta tierra debe situar entre sus principales prioridades. Es urgente acabar con asentamientos y con imágenes que no deseamos ver, pero que están ahí y que no nos dejan en el mejor de los escenarios posibles. Ha llegado el momento de afrontar, con los instrumentos necesarios y con el compromisos de todas las partes en liza, la viabilidad de la edificación y funcionamiento de dotaciones habitacionales, viviendas, dirigidas a trabajadores inmigrantes en las explotaciones agrícolas bajo plástico.

Los intentos, desde los tristemente famosos sucesos de El Ejido, han sido muchos y variados. El camino andado es importante, a pesar de que el trayecto por recorrer aún es largo, tedioso y jalonado de clavos y espinas. Pero lo que trasciende, lo que hace en esta ocasión que exista una posibilidad real de lograrlo es la voluntad de las partes y la vigilancia que desde Europa ya se ejerce sobre el modo de vida de aquellos que cultivan los productos, las hortalizas, que cada día consumen en los supermercados del viejo continente.

Esta cuestión no es baladí. La competencia es mayor cada día y si no somos capaces de salir airosos de este maremoto, la ola que produce nos arrastrará a todos. Lo que está en peligro es el modelo Almería y su supervivencia. No temo que fracasemos. Al contrario. Al igual que logramos en un año acabar con los residuos fitosanitarios y avanzar en la senda de lo ecológico y lo natural para erradicar las plagas, avanzaremos con la celeridad necesaria es buscar alternativas para que aquellos que colaboran de forma sustancial en que Almería sea la huerta de Europa, vivan en las mejores condiciones. La apuesta, liderada por Níjar, creo que debe ser atendida por quienes tienen en sus manos voltear la imagen que proyectamos. Se aplicó y se aplica con éxito en Francia en la vendimia. Se ejerce ya con notable aceptación en la recogida de la fresa en Huelva y debe ser una realidad en Almería más pronto que tarde. Son los empresarios, con la colaboración de las administraciones, los que deben poner las bases de un futuro que se me antoja más humano, más digno y más decente. Y a dignidad no nos gana nadie.

La primera piedra que acaba de poner el Ayuntamiento de Níjar abre un camino de buenas e infinitas posibilidades. No subirse al carro de la dignidad de nuestros productos en Europa es un riesgo que, en ningún caso, debe pasarse por la cabeza de quienes tienen en su poder la posibilidad de cambiar la imagen de nuestros cultivos. Dejar todo a su suerte o en el cajón de los incumplimientos conllevará que muchas empresas no puedan vender en Europa y en sus supermercados más pronto que tarde. Ese es el reto. Hagámoslo realidad.

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