Eel 24 de junio se produjo un, muy interesante, movimiento en esta reorganización del sistema de fuerzas internacional en la que nos encontramos inmersos. Y sorprende la poca repercusión que ha tenido en la prensa española. Me estoy refiriendo a la solicitud de incorporación que ha presentado Argentina al llamado grupo de los BRICS, que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y que el presidente Fernández presentó al pueblo argentino calificando a este grupo como "una plataforma con enormes capacidades para discutir e implementar una agenda de futuro que nos lleve hacia un tiempo mejor y más justo" y cuyo "peso institucional y económico puede convertirse en un factor de estabilidad financiera".

Una solicitud por la que Argentina pasaría a unirse a un grupo que hoy representa, nada más y nada menos, que al 42% de la población mundial y el 24% del producto bruto global, que posee una fuerza nuclear conjunta extrema, pues Rusia, India y China tienen bombas nucleares y Rusia es el país con mayor arsenal nuclear del mundo, y que cuenta con cuatro de los diez países más extensos del mundo, con cuatro de los seis países del mundo más ricos en recursos naturales, con tres de los cuatro países del mundo con mayores reservas de tierras raras y con tres de los cinco países del mundo con mayores reservas de agua dulce, concentrando Brasil, por si solo, el 12% de este bien natural limitado y de vital importancia. Casi nada. Y qué aportaría Argentina a esta asociación: pues otro buen número de kilómetros cuadrados, más agua dulce, petróleo y algunos minerales, como el oro y el cobre, pero sobre todo aguas oceánicas bien cargadas de miles de especies marinas y tremendas extensiones de una tierra tremendamente fértil y de gran valor para el pastoreo, una riqueza natural siempre impagable pero más valiosa aún en tiempos en los que regresan a los análisis internacionales las palabras desabastecimiento y hambruna. Y, junto a todo lo anterior y en lo que a España y a nuestras alianzas respecta, tenemos a otro país de Sudamérica, esa tierra con la que compartimos un exitoso y respetuoso pasado, por más que haya quien nos quiera vender lo contrario, y con la que podríamos tener un exitoso futuro, acercándose, no ya al bloque mundial opuesto al nuestro, sino al país al que la OTAN, en su recién terminada reunión, ha declarado principal enemigo de la Alianza; calmando los ánimos mundiales, que diría alguno. Y, como el tiempo de la neutralidad y de la independencia ha llegado a su fin (que se lo pregunten a los suizos o a los finlandeses), tras Argentina, veremos llegar a otros tantos a las puertas de este club, como llegó Irán, con sus grandes reservas de uranio y su desconocida capacidad nuclear, solo 3 días después. Lo dicho, las fichas se están moviendo, el mundo se está polarizando y este movimiento no nos interesaba.

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