Cómo generar riqueza

¿Qué quería decir Felipe González cuando decía que lo primordial era "generar riqueza"?

Lo que sigue no es más que una reflexión hecha desde una sencillez no exenta de ignorancia. No es un tratado de un economista. No tendrá terminología técnica ni confusa y si alguien me tacha de pretencioso no tendrá razón porque solo pretendo "falar en roman paladino". Y a lo que vamos. ¿Qué quería decir Felipe González hace varias décadas cuando decía que lo primordial era "generar riqueza"? Lo dijo hace algunas décadas y sigue siendo un mantra que se repite al hablar de economía y del futuro de nuestras sociedades. Item más, se reprocha a los partidos de izquierda que no constituye para ellos un problema y solo hablan, dicen, del reparto de la riqueza, descuidando a los agentes creadores de bienes, que desde cierta perspectiva se centran en las empresas. No voy a negar el papel importante que tienen los empresarios en el incremento del PIB, porque lo tienen. Diría que sin ellos no hay incremento de bienes. Pero aun siendo una condición necesaria no basta. No descubro ningún secreto si digo que el objetivo del empresario es obtener beneficios, ganar dinero. Y ahí radica lo bueno y lo malo del sistema. Tener satisfecho a quien considera su cliente, como dijeron Simon y Garfunkel, es un acicate por prestar buenos servicios y mejorarlos. Pero a la vez, sobre todo cuando se encuentra en situación de oligo- o monopolio, le hacen olvidar al cliente y dirigir toda su actividad de acuerdo con sus intereses inmediatos. Y no me refiero solo al comercio: también a la búsqueda de nuevos productos y a la generación de nuevas necesidades. No siempre serán ni las más adecuadas para las personas ni para la naturaleza. Por eso se hace necesario atender a los estudios de Ciencia, Tecnología, Naturaleza y Sociedad que, a través de la evaluación de tecnologías analice las repercusiones en la sociedad y en la naturaleza de los nuevos desarrollos científicos y tecnológicos. La ciencia no es neutra, las tecnologías no son neutras ni lo son los desarrollos económicos. Posiblemente estas reflexiones podrían proporcionar un criterio que oriente la actividad económica de las empresas, sobre todo de las grandes empresas. La admisibilidad o no de las innovaciones tecnológicas debería depender de un sistema de valores que reflejaran qué beneficia a la humanidad y a la naturaleza como un todo. La elaboración de ese sistema de valores debería ser labor de un pensamiento ecologista y de izquierdas y su mejor aportación a la política.

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