El callejón del gato

El gobierno Frankenstein ofrece estabilidad

Estamos tan enganchados al culebrón que han provocado unos diputados de la derecha más extrema en el Congreso

Estamos tan enganchados al culebrón que han provocado unos diputados de la derecha más extrema en el Congreso de los Diputados, con insultos, descalificaciones y manifestaciones catastróficas, que lo más importante ha pasado desapercibido. Me refiero a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2023 con 188 votos a favor. Por mucho que vociferen en las bancadas de la derecha y por muchos argumentos que esgriman vaticinando un futuro apocalíptico, los presupuestos presentados por el gobierno Frankenstein han sido aprobados por una mayoría que supera todas las expectativas. Está claro que el gobierno Frankenstein ofrece estabilidad si tenemos en cuenta su trayectoria. Además de contar con unos Presupuestos Generales del Estado cada año, ha conseguido el respaldo suficiente para innumerables iniciativas legislativas, algunas tan importantes como la Ley de Reforma Laboral que, en contra de los malos augurios que pronosticaban sus detractores, ha causado un crecimiento del empleo y una mejora en la clase trabajadora. Tampoco hay que olvidar la difícil situación de un gobierno Frankenstein que ha permanecido unido para solventar las circunstancias provocadas por una pandemia y una guerra. No sabemos cómo habría afrontado el temporal un gobierno de la derecha, cuando la unidad que mantiene el gobierno Frankenstein, no se percibe en cada uno de los partidos que la componen. El presidente del PP y candidato a las elecciones generales para presidir el Gobierno, si mal no recuerdo, fue Pablo Casado, en su día defenestrado por Isabel Díaz Ayuso por atreverse a cuestionar la compra de unas mascarillas por una empresa que pagó a su hermano una comisión que la fiscalía cifró en 234.203,52 euros. Como sabemos, ha sido sustituido por Alberto Núñez Feijó, que anda dando bandazos entre la moderación y el ataque a pecho descubierto, aplicado en la lectura de lo que lleva escrito. El candidato de Ciudadanos fue un tal Alberto Ribera que se creyó el rey del mambo, futuro presidente de España. El joven dio la espantada al día siguiente de ver frustradas sus aspiraciones. Hoy preside Ciudadanos Inés Arrimadas con pocas perspectivas de futuro. El único que resiste es Santiago Abascal, presidente de VOX, pero con una fractura provocada por Macarena Olona que, tras su fracaso en Andalucía, no tardó en quitarse el traje de flamenca y ahora trata de hacerle la competencia al jefe. Y el gobierno Frankenstein permanece.

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