Esta es una pequeña historia. La historia de siempre que hacemos nosotros mismos. Somos cuatro personas que nos llamamos Todo el Mundo, Alguien, Cualquiera y Nadie. Tenemos entre manos un importante trabajo y mira por donde Todo el Mundo estaba seguro de que Alguien lo haría. Pero podía haberlo hecho Cualquiera, pero Nadie no lo hizo. Entonces, y es normal, Alguien se enfadó porque era un trabajo de Todo el Mundo, pero Todo el Mundo pensó que Cualquiera podía hacerlo y Nadie sabía que ninguno lo haría. Total, que al final Todo el Mundo echó la culpa a Alguien cuando Nadie hizo lo que Cualquiera podría haber hecho. Como verá, amigo lector, la historia se repite. La historia la hacemos nosotros mismos.

Las cosas cotidianas no cambian si la gente que las puede cambiar no está motivada. Todas y todos tenemos ideas para cambiar el mundo. Hay que pensar siempre antes de actuar. Señalar, denunciar, demonizar lo que estorba y no hay la menor dura, es mucho más fácil cambiar que construir nuevas alternativas.

“La indignación ha estado buscando culpables en vez de soluciones”.

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