Eres un inculto

Saber es sobre todo aprender a mirar el entorno y aceptar que lo que vemos no tiene nada que ver con nosotros

El otro dia me asusté de forma notable. Una persona que admiro dijo que todo lo que sabía estaba en los libros. En su afirmación había cierto tono de orgullo. No supe cómo reaccionar, siendo como soy amante de los libros, precisamente, pero quedó en mi interior un eco vacío que poco a poco fue apoderándose de mí. Con eso él me quiso decir que lo que conocía de su entorno provenía de su vida académica, pero también quiso decir que su capacidad para amar estaba de alguna forma reflejada en un libro. Todo lo que había vivido lo había leído antes. Su existencia estaba compuesta por referencias escritas a las que adoraba de forma religiosa y a las que consideraba prácticamente un mito. Cuando me despedí, y regresaba a casa, pensé en todos los demás que me habían dicho que la experiencia era otra fuente de conocimiento. No obstante sabía que en realidad no lo decían de una forma sincera. Para estos la experiencia propia, o las experiencias ajenas, eran otras expresiones aparecidas en libros a la que seguían como modelos. En ningún caso se trataba de experiencias reales. El rebufo que dejó aquella persona ejemplificó a muchos de los que yo conocía. Y fue entonces cuando sentí pánico. Si eso es así nuestra existencia se basa en apariencias que bien pudieran parecerse a las aparecidas en la caverna de Platón. Los de mi edad vivimos en un mundo textual, y los jóvenes en un mundo digital lleno de imágenes, pero no habitamos en un mundo donde las cosas suceden sin nuestro consentimiento. Parece que necesitamos que las cosas se adapten a nosotros y no al revés. Nos cuesta trabajo aceptar las cosas tal como son, sin aspirar a entenderlas o a catalogarlas. Al contrario las clasificamos para que se parezcan a las referencias textuales que tenemos. Ya no solo es la experiencia, como fuente de conocimiento social y ético, sino los acontecimientos que impedimos que se muestren para nosotros en su forma pura y sin filtrar. Si no dejamos de mirar con los mismos ojos jamás llegaremos a ver lo que sucede a nuestro alrededor. Porque sucede un mundo que tiene un rasgo del que nosotros carecemos: se trata de un mundo no humano. Y eso significa que no puede ser entendido como si tuviera ese rasgo, que es lo que hemos hecho hasta ahora, sino que tan solo puede ser traducido, desde su forma pura, sin contaminar por las referencias que nos gobiernan y manipulan.

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