El callejón del gato

La metedura de pata

En estos momentos lo más importante, a mi parecer, es acabar con la pandemia de coronavirus

De acuerdo que ha sido una metedura de pata. Ahora que cualquier cosa se utiliza para atacar a Pedro Sánchez, cuando hasta el acento andaluz de la ministra portavoz es motivo suficiente para arremeter contra el Gobierno, era de esperar que el pacto firmado por representantes del PSOE, Podemos y BILDU, levantaría ampollas en quienes ven más peligrosa la permanencia de dicho gobierno que el virus que no discrimina a la hora del contagio. Mi opinión personal, que no pretendo que otros la compartan, es que si se trata de prevenir la propagación del COVID-19 con una prórroga del estado de alarma, el Gobierno puede pactar con el diablo. Viendo las cosas a toro pasado se dice que la metedura de pata no era necesaria para prorrogar el estado de alarma, pero antes del pleno del miércoles solo era previsible su aprobación y se optó por amarrar cabos teniendo en cuenta que el bicho todavía está presente a pesar de las mermas. Si cuando acampe el temporal analizamos el acuerdo que ha provocado tanto escándalo, la metedura de pata no es para tanto. Lo primero que hay que analizar es su validez. Considerando que el poder legislativo reside en el Parlamento, dicho acuerdo es papel mojado si su contenido no se aprueba por una mayoría suficiente en el Congreso de los Diputados. En principio no sería posible con los votos de los partidos que han firmado el pacto porque con 160 escaños están muy lejos de la mayoría que se necesita para aprobar una ley. En caso de que se haga una reforma de la Ley Laboral, será la que se apruebe en el Parlamento después de haber superado el proceso reglamentario, - anteproyecto del ministerio competente y proyecto del Gobierno - y eso no se hace en un abrir y cerrar de ojos. Con un parlamento tan fragmentado y con agentes sociales influyendo en la retaguardia, la reforma, si se aprueba, será la que resulte de múltiples negociaciones. No creo que coincida al pie de la letra con el documento de la metedura de pata, pero si coincidiera, la ley aprobada por una mayoría parlamentaria sería tan legítima como la que ahora está en vigor. En estos momentos lo más importante, a mi parecer, es acabar con el bicho y me preocupa que las caceroladas de los balcones hayan bajado a la calle, viendo a la tropa codo con codo aporreando la olla, con el peligro de un rebrote. Lo cual parece indiferente para la mayoría de los medios y periodistas de renombre que han puesto el grito en el cielo con la metedura de pata.

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