Desde la última vez que me encontré con ustedes en este periódico, hace una semana, la vida política de nuestro país y el rumbo de ella cambia cada hora. De la normalidad, como las peleas internas en la coalición, a la guerra pública de Inés Arrimadas con Edmundo Bal por liderar un partido que cada día está más al borde de la muerte. Eso es lo triste. Un partido, Ciudadanos, que iba de moderado y correcto, pero ha abierto la boca como todos por sentarse en el sillón. Lo cierto es que no sé qué problema tienen. Entendería este cruce de acusaciones hace un par de años cuando los naranjas eran clave en algunos gobiernos autonómicos y municipales, pero ahora ¿Qué pintan? Pues según las últimas encuestas, el partido no va conseguir ninguna representación y todo viene por la comodidad que genera tener una buena sede. Una pena que termine todo así porque la historia de ellos comenzó como un partido con alternativas que incluso llegó a comerle en ocasiones la tostada a los populares. Ahora, lo máximo que hace es recriminar con hemeroteca a Sánchez. Un partido que tuvo mucha fuerza e incluso se llegó a decir que su exlíder, Albert Rivera, llegaría a ser el nuevo presidente del Gobierno. El problema es el conformismo de ser un partido bisagra. Podría haberse convertido en el principal partido de centro del país, sobre todo por el target electoral que vendían. Algo de centroderecha más 'progre' para los hijos de los electores del PP. De hecho, recuerden la pareja Juan Marín con Juanma Moreno. Un ejecutivo que funcionó a la perfección y, fíjense si gustaba, que hasta de nuevo el presidente de la Junta le ha vuelto a llamar. De ahí que comenzara otra guerra de expulsiones del partido. Es decir, la lideresa Arrimadas, quiere pilotar el timón del partido cueste lo que cueste. Pero no sabe que al final su formación se quedará en un simple despacho de abogados que acumulará las papeletas y la propaganda de las próximas elecciones generales. Me huele que algún 'naranjito' irá a Génova 13 desesperado. Como les dije hace algún tiempo, España es un país de dos bandas que en el final de la historia se mueve en las urnas a nivel bipartidista. Ciudadanos desaparecerá como UPyD y, al tiempo, nadie se acordará de él. Algo parecido le ocurrirá a Vox, Podemos o Más País. Ellos, al menos, tienen algo más de futuro político, así que no se duerman. Trabajen y luchen porque los siguientes serán ustedes.

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