La famosa borrasca ‘Nelson’, que ha dado algún quebradero de cabeza a las hermandades, se queda corta con lo que le espera a Pedro Sánchez. Quedan dos días para que arranque la campaña electoral de las elecciones vascas. Unos comicios muy importantes, sobre todo por la lucha de los socios del famoso Gobierno ‘Frankenstein’. El PNV ha sido siempre la envidia del verdadero nacionalismo para los catalanes. Ha sido un partido clave para las negociaciones a nivel nacional consiguiendo tajada para su comunidad. Un tiempo de comodidad llevándose muchas veces el puesto de lehendakari que puede acabar. Todo por un error de estrategia debido a la dejadez , generando incluso opiniones, a lo que se llama ahora como partido ‘casposo’. Claro, todo esto lo ha visto venir su principal enemigo íntimo, EH Bildu, consiguiendo ser la nueva batalla del independentismo vasco con una venta abismal de materia social a su electorado . Lo cierto es que toda esta subida de los de Otegi tiene que ver con los mimos que se le han hecho desde Moncloa. Es decir, el Ejecutivo ha permitido un lavado de cara a un partido que todavía, públicamente, no ha pedido perdón a las víctimas de ETA. Sí que es verdad que el pueblo vasco no está en esa mentalidad de los años de plomo, saben quiénes son perfectamente y nadie les tiene que decir nada. Eso sí, son unas elecciones clave que pueden acabar con la legislatura. A Sánchez, como ya pasó en las gallegas, ahora le interesa más pedir apoyos a sus socios que a su propio partido. Pero claro, ¿ahora con quién se va a poner a luchar? El PNV siempre ha sido principal para todos y tenerlos de enemigo para un futuro sería la hecatombe. Principalmente porque el señor Aitor Esteban tiene buena memoria y, seguramente, en un futuro se lo recordará a la bancada socialista. Una cuestión difícil porque tampoco puede ir el PSOE a muerte con la izquierda abertzale. Es uno de los socios principales y sus votos son imprescindibles para que Sánchez continúe en el sillón. El laberinto de pactar con cualquiera y al precio que sea se va cerrando y el muro será tan cerrado que será imposible salir al exterior y el juego del poder llegará su fin. El primer capítulo del desenlace empezará en Euskadi, luego llegará Puigdemont con las rebajas y todo esto se verá en las europeas.

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