Con novedad

El cine bélico actual, si lo hace Hollywood, es una piltrafa de efectos inútiles

Terceras partes fueron menos buenas aún, con una excepción. El cine bélico actual, si lo hace Hollywood, es una piltrafa de efectos inútiles. Si lo hacen los alemanes, es bueno. Ya mostraron su categoría con Stalingrado, película bélica contemporánea insuperable. Y lo han vuelto a demostrar con Sin novedad en el frente, a la que Garci hubiera dado todos los oscars. Aunque eso sí, es totalmente insuperable la primera de 1930, donde se refleja el entusiasmo inicial para ir a la guerra (la primera guerra mundial, poco presente en el cine), la cruda realidad en la que los soldados no tienen rancho regular sino que se tienen que buscar la comida donde puedan y la escasa heroicidad de las trincheras llenas de barro y ratas. Hubo una versión intermedia entre esta y la primera, que no la he visto, pero parece olvidable, en todo caso sepultada por las otras dos. En esta versión sin demasiados efectos de ordenador, o quizás sí, echan toda la carne en el asador, literalmente, hay carne y sangre para dar y tomar, queriendo emular el horror y el miedo con efectos de maquillaje, una buena ristra de recursos de producción y maniquíes mutilados que cargan como fardos. Ponen realidad a kilos en la cara y ojos de los soldados, tanques pasando por encima de las trincheras, tanques de la prehistoria, de los pocos tanques que se utilizaron en la gran guerra. La gran guerra, porque al principio no se llamó la primera guerra mundial, ya que nadie quería pensar que hubiese una segunda. También se llamó la guerra de Europa, porque aunque incluyó otros escenarios, el principal estuvo en Europa, entre Alemania y Francia. Y sin tantos horrores y muñecos con sangre, la versión de 1930 infundía más sentimientos bélicos y antibélicos, con pocos o ningún efecto especial, se prueba que más y siempre más en las producciones actuales nunca suma más, en todo caso, menos. Y aunque es una novedad que se haga cine bélico con calidad (el cine bélico actual es una chufla palomitera llena de malditos efectos de ordenador), donde no se llega a lo ya hecho en un territorio confuso empastado de cientos de millones de dólares y de industria nunca mejor dicho, con séptimo arte nunca menos arte. Por cierto, da igual si el cine sirve para entender mejor la historia o no ya que si hace mucho clin clin la máquina de expender entradas y se venden suficientes palomitas la maldita historia puede irse al carajo.

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