Recuerdo que, siendo yo pequeño, a mi madre se le perdió la tapadera de una olla exprés, lo cual es un suceso que no sería interesante si no fuera porque se le perdió mientras hervía verdura en la misma. Se escuchó una explosión en todo el restaurante y la tapadera no apareció hasta que alguien vio el agujero en la escayola del falso techo de la cocina: hasta ahí había llegado la susodicha tapadera. En otra ocasión, hace unos pocos años, yo tenía un ayudante en el laboratorio. Para un determinado proceso utilizábamos una olla exprés. Lo único que tenía que hacer el ayudante era controlar durante 20 minutos que la olla funcionara correcta. Pero en vez de hacer eso, se fue al patio, se preparó un cigarrillo a base de algo más que tabaco y “se le fue el santo al cielo”, hasta que fui a ver la olla, y ya tenía “el culo” abombado. A punto de darnos un susto. Bueno, pues así estamos en este país antes llamado España. La entropía del sistema está por las nubes, que diría un físico. Pero la entropía “no soporta bromas”, así que si nuestros dirigentes siguen echando leña al fuego, podemos llegar, como mi madre, a perder la tapadera. Sin embargo, si se dedican a trabajar, que es a lo que deben dedicarse, como consecuencia natural, saldremos del hoyo.

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