Opinión

Aúrea Martínez

Periodista

A propósito de...

Creo que tengo el derecho y la responsabilidad de manifestar mi opinión en relación a este asunto, como cristiana que soy

El Seminario –se nos decía desde pequeñas- es el corazón de la Diócesis y en Almería parece que están dispuestos a vender el corazón. Alguien se ha atrevido a decir que eso es actuar con cabeza. Otras voces alegan que su mantenimiento no es viable. Yo me pregunto y les pregunto: ¿es viable la conservación y mantenimiento de la Catedral, se han planteado también venderla y hacer un Parador Turístico…? ¿Es viable el mantenimiento del palacio episcopal?... También podría venderse a fondos de inversión. No tendríamos patrimonio , pero sí mucho dinero que es lo que ahora importa. De camino queda plenamente justificado el importante desembolso que se está haciendo en un Ecónomo diocesano que viene frecuentemente desde Cataluña.

La finca que ocupa el edificio actual del Seminario es, seguramente, la de más valor de la Diócesis de Almería, situada en lo que ahora es centro neurálgico de la ciudad, al lado de la Avenida del Mediterráneo, que es la columna vertebral de Almería, bajando desde la Autovía hasta la playa. Por consiguiente, no es de extrañar que sea enormemente apetecible y codiciada por profesionales de la especulación. Lo que sí sorprende y mucho, es que el equipo de gobierno diocesano esté dispuesto a desprenderse de un bien que cada día que pasa tiene más valor, para, supuestamente, pagar una deuda que conforme transcurrre el tiempo, por el fenómeno de la inflación, tiene menos valor. Ni al más profano en economía se le ocurriría esta idea, salvo que haya otros intereses en la operación. Me consta de propuestas importantes que se han hecho a la Diócesis de Almería, orientadas a generar ingresos, entre ellas, sin ir más lejos, la construcción de Columbarios. Han sido, sino desoídas, sí postergadas de forma indefinida. Sin duda es más cómodo recurrir a la venta de lo que se hizo y adquirió con mucho esfuerzo, que llevar a cabo iniciativas propias, orientadas al crecimiento y desarrollo de los bienes, con lo que éllo supone de esfuerzo, trabajo y competencia.Es cierto que los tiempos evolucionan, las necesidades cambian y las circunstancias pueden requerir, en determinados casos, adoptar decisiones reguladoras para superar las dificultades que se plantean. Ante la crisis vocacional, dado que teníamos ya un edificio perfectamente acondicionado, ¿por qué no se convirtió en lugar de seminarios o seminaristas de otras diócesis en vez de ser los nuestros los que salieran?. En esta ocasión, ¿se recurrió a lo fácil y cómodo?. Cuando ya no exista del Seminario ni siquiera el edificio, me pregunto yo, ¿a dónde se destinarán las colectas del Día del Seminario? ¿Se repartirá entre los seminaristas junto con las Becas concedidas?. Por cierto, no he visto en el Portal de Transparencia ni estos ingresos ni su destino.

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