En vías de agotarse el temor de la pandemia -al menos eso espero- he buscado otras fuentes de terror, que para eso es el mes de Halloween. Total que he ojeado la sección de economía del periódico. Me ha faltado bien poco, ya se lo digo, para cargar el carrito con papel higiénico (otra vez, sí) cuando he leído que las empresas de distribución anuncian subidas de precios en los alimentos.

Total, que la subida salarial va a lucir poco y eso que dicen que el tema inflación es algo temporal. No obstante, ya sabemos que lo realmente temporal son las buenas noticias. Y, encima, te obligan a reflexionar sobre estos salarios. Aquí, en nuestra provincia, que ocupa el cuarto lugar -por la cola- en cuanto a salario medio: 14.409€ y donde no puedes confiar mucho en la ayuda de los abuelos, porque, la pensión media es, a su vez, la tercera más baja de España.

A la queja de los empresarios de que no se encuentran trabajadores en algunas profesiones, ha respondido la ministra: pues pagad más. Que está muy bien y ha tenido cierto éxito en redes sociales, pero que lamentablemente no abarca todo el problema. Nuestro mercado laboral, de siempre, ha sido algo de lo que no podemos alardear por ahí fuera, pero se compensa con soluciones rápidas y consejos.

Los transportistas, por ejemplo, dicen que sí, pero que la subida de sueldos no les es muy posible debido al precio de los combustibles. En Construcción también empiezan a faltar trabajadores. El salario puede ser una razón, pero no la principal cuando se trata de especialistas, sobre todo para afrontar las actividades directas e indirectas que supondrían, hasta 2023, la inversión de los fondos europeos. Se cuantifica en 700.000 trabajadores los que faltarán en ese sector.

Podríamos pensar: así se acaba con el paro que hay mucho. Pero no es tan fácil. Hace ya mucho tiempo que se advierte que nuestro país puede encontrarse con altas tasas de paro y con puestos de trabajo que no se cubren. Y no porque los parados sean unos vagos redomados o los empresarios prefieran la ruina antes que subir los sueldos. Hay un problema de desajuste entre lo que requieren las empresas y la formación de trabajadores para esos puestos (los cualificados, pero se supone que nuestro objetivo no es ser un país de mano de obra no cualificada trabajando a destajo). La clave está en la formación que reciben los futuros profesionales. La clave está, también, en las políticas activas de empleo que no están funcionando.

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