CON ACENTO ANDALUZ

El señorito andaluz

Andalucía es tierra de trabajadores, de raíz cultural, de acento genuino y amado, no es tierra marginal

Ayer llegó a mis sentidos el "grito" de un profesor, pregonando la idea que pueden tener muchas personas en el exterior de la esencia cultural del ciudadano "andaluz". Barajaba para ello vocablos como: vagos, subsidiados, "catetos" e incultos. Escribo esta opinión como respuesta constructiva, reflexionada y gestada desde la más completa lectura de sus mensajes; cuestión obligatoria y muy esquivada desde el sector representativo actual en ciertas ocasiones. Por este tipo de ausencias de escucha activa ciudadana, muchas veces, resurgen extensos y sonoros gritos a cielo abierto; estruendos "virales" a los que se les intenta poner silencio a base de contenidos de desvío y sensacionalismos, cuando el origen de los mismos recae en la poca responsabilidad de quienes proclaman las soluciones a las necesidades ciudadanas.

Esto me recuerda a mi viaje a Estocolmo, donde un grupo de chicas concentradas en una reconocida discoteca se nos acercaron a un amigo y a mí para entablar conversación, entre otros aspectos, aunque no se lo "traguen", porque sencillamente habían detectado el origen de nuestro acento. Y es que, en mi experiencia, en tal lugar están habituados a vernos como sinónimo de "desfase", "libertinaje", "jarana", "cachondeo" y "trabajo poco riguroso". De hecho, el andaluz a veces termina convirtiéndose en figura sexual o amorosa fetiche, curiosamente. Como lado positivo, me encontré sorprendentemente con un excelente conocimiento acerca de García Lorca y Antonio Banderas (no Almería, Bisbal no existía). No solo allí, el andaluz se convierte en plato cultural controvertido, aunque siendo irónicamente un auténtico referente internacional. No voy a rebajar las palabras de este señor, cuando es cierto el daño que nos hacen ciertas programaciones y parte de sus ingredientes humanos que, más que representar lo elemental de esta brillante tierra, nos contagian de lo absurdo que portan en su insignificancia y necedad personal.

Esto me recuerda a una expresión, que en alguna que otra ocasión hasta se ha usado conmigo a modo de guasa: el señorío andaluz.

No, Andalucía no es tierra marginal, de fantoches, de tarados borrachos, ni de señoritos andaluces; Andalucía es tierra de trabajadores, de raíz cultural, de acento genuino y amado, de llevar la vida con filosofía pero con los pies siempre "en la tierra" y de personas acogedoras y repletas de luz social.

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