El callejón del gato

La sombra del franquismo

Desde que se aprobó la ley de Memoria Histórica la izquierda apuesta por acabar con los residuos de la dictadura

M IENTRAS que en los estados de la CE, una vez superados los regímenes totalitarios del siglo XX, la derecha marcaba sus diferencias entre los partidos con ideología netamente liberal, y los nostálgicos de las dictaduras, la derecha española se concentró en el PP hasta que apareció Ciudadanos. En la izquierda, por el contrario, el partido socialista se deshizo del marxismo y dio un salto a la socialdemocracia, fijando una división que dio lugar a que muchos españoles se situaran ideológicamente en el bando con el que se sintieron más identificados. Y hasta la fecha, en el mapa político del Estado han concurrido una izquierda dividida, con sus ventajas y sus inconvenientes, y una derecha unida con las ventajas que supone para el PP obtener mayorías, aunque para ello tenga que arrastrar con el lastre de la sombra del franquismo. Desde que se aprobó la ley de Memoria Histórica la izquierda está apostando por acabar definitivamente con los residuos de la dictadura, entre otras cosas, rescatando los restos de los asesinados por el franquismo que permanecen en las cunetas y son reclamados por sus familiares. Una reivindicación de los herederos de las víctimas que el gobierno de Mariano Rajoy no ha reconocido. Ahora el PSOE, instalado en el gobierno tras la moción de censura, pretende acabar de un plumazo con todo aquello que recuerde la memoria de Franco y, en concreto, sacando su cadáver del Valle de los Caídos. Aprovechando el proceso de primarias que los populares han celebrado, algún periodista ha preguntado a los candidatos sobre su posición al respecto y ninguno se ha pronunciado con claridad a favor de sacar los restos del dictador del mausoleo que se construyó en vida. Una oportunidad que ninguno ha aprovechado para erigirse como una derecha limpia y alejada por completo del fascismo que dominó en los cuarenta años de dictadura. Tampoco Cs, que nació con pretensiones renovadoras, se atreve a postularse abiertamente contra el franquismo. El argumento que suelen esgrimir, en eso todos coinciden, es que lo importante no es mirar el pasado, sino el futuro. En mi modesta opinión, lo que están mirando todos de reojo es el puñado de votos que pueden rapiñar de los fascistas que aún veneran la sombra del dictador. Y para que no se apague, en el último capítulo del BOE, aparece una duquesa de Franco que imaginamos bailándose un "agarrao" con el primero que pilla, a la memoria de su abuelo bajo palio. Puro Valle-Inclán.

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