El callejón del gato

El transfuguismo es miserable

El PP no ha tenido el menor reparo en valerse de tránsfugas cuando se le ha presentado la ocasión

No lo tiene fácil Núñez Feijó por más que se empeñe en buscar apoyos, llamando a las puertas de cualquier partido que se disponga a prestarle ayuda para instalarse en la Moncloa y viajar en el Falcon que, según la oratoria del PP, es de lo que se trata cuando se ganan unas elecciones. ¿Habiéndose pasado durante toda la legislatura haciendo una oposición dando caña con la cantinela de los que quieren romper España, y cuya única meta era derogar el sanchismo, cómo puede pretender ahora que le presten su apoyo? Siendo el objetivo principal del señor Feijó la derogación del sanchismo, no parece muy oportuno solicitar ayuda a Pedro Sánchez para tales fines. Supongo que, por educación, el presidente en funciones acudiría a la cita, pero era público y notorio que no estaba en disposición de facilitar su investidura, aunque solo fuese por un período de dos años. Invocar ahora a los partidos que quieren romper España para que le presten cuatro votos, en el caso del PNV, o que se abstengan en la votación, en el caso de Junts, para facilitar su investidura, es una contradicción que no encaja. En sus propias filas hay políticos que reniegan de las malas compañías y así lo han manifestado. Tampoco se entenderían los apoyos de los nacionalistas vascos y catalanes por un lado y, por otro, los de la España Una Grande y Libre de VOX. Está muy claro que por ese camino Núñez Feijó no tiene nada que rascar. Visto lo cual, como último recurso, el portavoz de campaña del PP Bórja Sémper, tuvo la brillante idea de intentar captar votos en las filas socialistas, considerando que había socialistas buenos que no comulgan con la política de Pedro Sánchez. Una manera disimulada de tantear la captación de algunos tránsfugas que traicionaran al partido que tuvo el detalle de incorporarlos en sus listas. Considero el transfuguismo como la práctica más corrupta que pueda haber en democracia. Los parlamentarios en un sistema de listas cerradas, no se representan a sí mismos, sino a los votantes que han confiado en ellos para que apuesten por el partido que los ha propuesto. Traicionar a dichos votantes es el comportamiento más miserable que se puede tener en política. El PP no ha tenido el menor reparo en valerse de tránsfugas cuando se le ha presentado la ocasión, premiando a los sujetos que se prestaron a traicionar a los votantes que depositaron en ellos su confianza. El moderado Bórja Sémper busca cuatro tránsfugas para que le hagan un apaño.

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