El callejón del gato

Una vulgar estrategia

Estaba más claro que el agua que Ciudadanos no iba a ser muy bien recibido si se sumaban a la fiesta

El guión ya estaba escrito y ha pasado lo que tenía que pasar. Me refiero a los sucesos derivados de la presencia de Ciudadanos, con Inés Arrimadas a la cabeza, en la manifestación del pasado sábado en Madrid por el colectivo LGTBI. Los convocantes habían establecido que los partidos políticos no estuvieran en la cabecera y como condición indispensable para participar pedían "no valerse de los votos de los partidos que defienden una ideología de extrema derecha para gobernar". Estaba más claro que el agua que Ciudadanos no iba a ser muy bien recibido si se sumaban a la fiesta. Como se presentaron alardeando de su presencia con pancarta incluida, estando avisados a lo que se exponían, una de dos: o no se enteran de la misa la media, o estaban esperando el rechazo que recibieron. Echando un vistazo al historial de Inés Arrimadas, presumo que esto último sea lo más probable. Si le damos un repaso a la actividad política que Arrimadas ha desarrollado en los últimos tiempos, todos recordamos la visita que hizo a Waterloo para expresar en la puerta de la casa de Puigdemont que "la república catalana no existe", algo que todos ya sabemos, pero que a ella, dicho de esa manera y en aquél lugar, le produjo ser la noticia del día. Otro día fue a Vic, un pueblo donde gobiernan los independentistas, anunciando previamente a bombo y platillo su visita, lo cual dio lugar, como era de esperar, a que unos cientos de exaltados la recibieran con abucheos. Teniendo en cuenta que la ciudad de Vic tiene más de 40.00 habitantes, medio centenar de exaltados representan muy poco, pero suficientes para que Arrimadas consiguiera alguna que otra portada. Quiso repetir la experiencia en Amer, el pueblo de Puigdemont, pero allí la cosa no le funcionó como supongo ella esperaba ya que los paisanos del prófugo optaron por ignorar su presencia y la visita terminó sin pena ni gloria. Ello no obstante, con el simple hecho de pisar las mismas calles que pisara Puigdemont, consiguió algún titular. Echando un vistazo al mapa pensaría que quizás en algún pueblo del país vasco y debido a su obsesión con BILDU, podría conseguir un recibimiento aprovechable de cara a la galería con cuatro batasuneros que salieran a la calle. Se presentó con otros dirigentes de Cs en Rentería y consiguió lo que pretendía, los batasuneros necesitan poco para montar la bronca. Resumiendo, una vulgar estrategia de Inés Arrimadas para acaparar portadas con poco esfuerzo.

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