Tribuna

Manuel Peñalver

Catedrático de Lengua Española de la Universidad

Es Navidad

«Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los seres, pero no para satisfacer su codicia»

Es Navidad Es Navidad

Es Navidad

En estas fechas las preguntas se hacen respuestas, porque, por encima del consumismo, queda aquella sintaxis de la tradición en la que el deseo y la realidad coinciden a modo de la hermosa prosa de Juan Ramón: «¡La candela en el campo!... Es tarde de Nochebuena, y un sol opaco y débil clarea apenas en el cielo crudo, sin nubes, todo gris en vez de todo azul, con un indefinible en el amarillo de poniente. De pronto, salta un estridente crujido de ramas verdes que empiezan a arder; luego, el humo apretado, blanco como armiño, y la llama, al fin, que limpia el humo y puebla el aire de puras lenguas momentáneas, que parecen lamerlo». La sinceridad de las palabras, tan claras como el agua que baja de los veneros, tan cristalinas como las églogas garcilasianas, tan profundas como los sonetos de Quevedo, tan luminosas como el mar de Alberti, tan expresivas como las Soledades de Góngora, tan perfectas como los poemas de Jorge Luis Borges, tan sentimentales como las Rimas de Bécquer, tan limpias como la prosa de Azorín, tan venturosas como la Llama de amor viva de San Juan de la Cruz, tan olorosas como un ascua en el frío… Es Navidad. La esperanza, la alegría, la paz, los buenos deseos, el momento de las felicitaciones, el amor, la concordia en nombre de la libertad. «Las jaras vecinas se derriten. El paisaje, a través del aire caliente, tiembla y se purifica, como si fuese de cristal errante. Y los niños del casero que no tienen Nacimiento, se vienen alrededor de la candela, pobres y tristes, a calentarse las manos arrecidas, y echan en las brasas bellotas y castañas…».

De nuevo, la sintaxis navideña de lo que se dice y de lo que se siente, de lo que se ama y se quiere con el corazón y con el alma, con el silencio y con la palabra, con el verso y con la prosa: «Y se alegran luego, y saltan sobre el fuego que ya la noche va enrojeciendo, y cantan». La sublimidad, el estilo, la donosura, la gracia, el donaire, el gracejo, la sensibilidad, la verdad, la hermosura de los campos. «Camina, María, camina, José». Dos nombres en la claridad del alba, en la agonía de la madrugada, en el canto de los gallos, en el rojo de las estrellas que se hace blanco. Pastores y pastoras, / abierto está el edén. / ¿No oís voces sonoras? Jesús nació en Belén. / La luz del cielo baja, / el Cristo nació ya, y en un nido de paja / cual pajarillo está. / El nido está friolento. / ¡Oh noble buey, arropa con tu aliento / al niño rey / Los cantos y los vuelos / invaden la extensión, / y están de fiesta cielos / y tierra… y corazón. / Resuenan voces puras / que cantan en tropel / Hosanna en las alturas / al justo de Israel. Los versos, el poema, la métrica, la rima de Amado Nervo, la Noche Buena, la lectura de los hechos, la biblia, el contenido, los textos, la interpretación, lo que sucedió, lo que acaeció. Pero llega el consumismo con otra cultura, con otra perspectiva, con otra manera de entender la vida. Y ese es el estado presente de la cuestión. «El consumismo promete algo que no puede cumplir: la felicidad universal. Pretende resolver el problema de la libertad reduciéndolo a la libertad del consumidor». Señala Zymunt Bauman en la hora en la que la reflexión se hace diálogo, donde habita el olvido cuando los instantes no son ni siquiera segundos, que van y vienen a la hora en punto de los amaneceres. «Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los seres, pero no para satisfacer su codicia», decía Mahatma Gandhi, cuando las palabras se hacen perfecta armonía para que el mensaje se proyecte como sílabas que riman para que todo sea mejor en el horizonte infinito de los días. Todo es poesía en la existencia, cuando la serenidad y la calma nos hacen pensar y ver que el egoísmo, el rencor, la calumnia y la envidia deben dejar paso al amor, a la esperanza y al perdón. De unos a otros. Vivir es escribir cada día una página. En la misma se reflejan los aspectos varios en sus más diversas manifestaciones. Por eso mismo, en estos días de tanta simbología espiritual adquieren pleno sentido la prosa excepcional y mirífica de Juan Ramón Jiménez y los veros hermosos y profundos de Amado Nervo. Mañana es Noche Buena y el lunes, Navidad. Llega el recuerdo, un año más. Por ello mismo, a todos ustedes y a sus familias, les deseo lo mejor.

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