SD Huesca I UD Almería I La crónica

El Almería defiende mejor con nueve que con once (1-1)

  • Un partido que pintaba a tragedia se torna a heroico a base de rojas rigurosas, con la condescendencia del VAR

  • El equipo comienza temblando en defensa, dando muchas facilidades, y se da cuenta cuando se queda en inferioridad que necesita ser más compacto para no seguir regalando puntos

  • "Yo no tiraría la toalla"

  • La previa del encuentro

Appiah, bastante entonado los minutos que jugó, retrasa un balón.

Appiah, bastante entonado los minutos que jugó, retrasa un balón. / LaLiga

No era un examen final el partido de El Alcoraz pero las victorias de Valladolid y Girona sí que le daban ese tinte. Quedan jornadas por delante, los vaivenes están al orden del día, pero es cierto que desaprovechar ocasiones supone una carga de presión extra que sólo se soporta con muchos kilos de mente fría. Y a los rojiblancos en las últimas jornadas le está costando.

El Eibar está firme, el Valladolid va creciendo, el Girona ha metido el turbo y el Almería necesitaba demostrar en un estadio complicado y ante un rival rocoso que no es el primero de los de la zona alta que va a tropezar y no va a ser capaz de levantarse. No, aún no era un examen final, pero el parcial tenía una importancia alta en la nota final. Para afrontarlo, Rubi contaba con dos buenas 'chuletas': las vueltas al once de Sadiq y Samú Costa.

La salida rojiblanca no fue precisamente como para tirar cohetes. No habían pasado ni diez minutos y el Huesca ya podía ir 3-0. Por fortuna, sólo entró uno, un cabezazo de Ignasi entre los dos centrales. Pero es que previamente Seoane y Florian ya habían rematado con muchísimo peligro ante la pasividad almeriense. Las dos primeras buenas intervenciones no espabilaron al Almería, que se comió un centro lateral facilón y provocaba lo que más daño está haciendo en la segunda vuelta a los de Rubi, que el rival se adelante a las primeras de cambio.

Rápido empate sin solucionar los problemas

El 1-0 hacía crecer las dudas. El Almería está capacitado para levantar este tipo de partidos, sólo faltaba a una plantilla como ésta. De hecho, la reacción al tanto local fue muy buena, dándole la vuelta a la tortilla, pero un equipo que quiere el ascenso directo necesita una regularidad que el de Rubi no tiene. El Almería de Emery o de Gracia, con menos calidad en su vestuario y con unos números menos llamativos en la primera vuelta, era más solvente en este tramo liguero, donde cada fallo es una auténtica losa.

Aunque Robertone empataba diez minutos después del gol de Ignasi, con un gran testarazo a centro de Portillo, el Almería seguía concediendo atrás. Los rojiblancos no eran capaces de mostrarse seguros cuando el Huesca se acercaba a la meta de Fernando. A punto estuvo Babic de ver cómo le pitaban penalti, pero se libró porque Escriche estaba adelantado quizás uno o dos milímetros. No es la sensación ésa de equipo sobrio que defiende su botín de forma estoica. 

Como en los primeros diez minutos, pasada la media hora el Huesca se estaba haciendo merecedor de volver a adelantarse. Escribe volvió a colarse entre los centrales y plantarse solo ante Fernando. El ariete acertó a marcar, pero nuevamente el línier levantó la bandera. Mucho, muchísimo sufrimiento. Es más, los últimos minutos fueron un monólogo de toque de los de Rubi, pero se veía más cerca que el Almería se comiera una posible contra que fuera capaz de trenzar otra jugada de gol.

Babic defiende una subida de Florian. Babic defiende una subida de Florian.

Babic defiende una subida de Florian. / LaLiga

Con gol anulado a Sadiq por fuera de juego claro, precedido de una segunda patada a Robertone que se quedó sin amonestar, volvían los jugadores del vestuarios. 45 minutos para que el Almería mostrara otra versión, para que el Almería fuera el de las segundas partes, que hasta no hace mucho era un equipo más dañino que el de las primeras. 

Akieme, a la calle

No tiene ahora mismo el Almería esa chispa necesaria, la que había saltado en el tanto del empate. Su movimiento de balón es más lento, permitía al Huesca replegar y convertirse en un frontón, que defendía cómodo. Si ya de por sí no se desprendía optimismo del juego indálico, el VAR se encargó de echar más sal sobre la herida al llamar al colegiado para que revisara un brazo a la cara de Akieme a Escriche. Sí, el lateral lo levanta e impacta, pero no es una agresión. Es una de esas acciones que demuestran que quien está al mando de la tecnología le gusta más el protagonismo que la justicia.

Los rojiblancos pierden la segunda posición: se quedan a un punto del Valladolid y el Girona se acerca a cinco

No tenía pinta de que el Almería fuera capaz de hacer la heroicidad. Le hacía falta como el comer al equipo de Rubi un partido ser capaz de sobreponerse a un partido así, sacar adelante un duelo cargado de adversidades. Podía ocurrir, el Huesca se volcó y dejó muchos espacios para contraatacar. Sin embargo, la manta rojiblanca se quedaba corta para atacar si quería defender. Quizás un punto no fuera del todo malo, fuera más importante en lo psicológico que en lo clasificatorio.

Injusta expulsión de Villar

Poco a poco se acercaba poco a poco el final, el Almería estaba defendiendo mejor con diez que con once. El equipo se había juntado, había aunado fuerzas y se estaba haciendo merecedor del punto. No es ni mucho menos el tipo de juego que quiere Rubi, pero cuando toca ser práctico, se es y punto. A los 93 se iba a complicar más la cosa que una expulsión regalada por López Toca, que se inventó un pisotón que no se dio de Juan Villar. Ésta vez el VAR no llamó al colegiado para decirle que se había equivocado. Lo dicho, los que tienen que impartir justicia han jugado poco al fútbol.

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