"El dinero que hay en el fútbol cuesta mucho fuera del fútbol. Una prima de 500 euros... ¿Tú sabes lo que son 500 euros fuera del mundo del fútbol para la gente que está ahí afuera?", comentaba Javier Aguirre hace unos días con el objetivo de ayudar a sus futbolistas más jóvenes, aconsejándoles en invertir en un piso o tierras en su país de origen antes que en otras nimiedades. La profesionalidad va con el individuo, pero también con el sueldo. No es ético exigirle lo mismo a un tipo que cobra 900 euros (y que se deja buena parte de eso en costearse la Seguridad Social) que alguien que se acerca a los 2.000. O incluso que se embolsa 5.000 mensuales aunque no sepa hacer la 'o' con un canuto. Al menos es lo que se deduce de la labor de numerosos de concejales y asesores.

El pasado domingo se celebró una nueva edición de la Media Maratón y el tráfico de la ciudad fue un caos. Es normal que haya cortes por eventos de este tipo, protestas o procesiones. Faltaría más. Lo que es inadmisible es que una ciudad como Almería deje el asunto en manos de la improvisación, impidiendo el paso en barrios como el de La Goleta e incluso provocando atascos de más de una hora para acudir a Urgencias del Hospital Mediterráneo, algo que debería haberse previsto con anterioridad. Hace unos años, este periodista, que ha hecho (sin que suene presuntuoso) más por el deporte que aquellos que se dedican a salir en fotografías y cortar cintas, pudo comprobar de primera mano, como corredor, las carencias en la organización; el domingo, tocó desde fuera.

Bien haría el consistorio y la empresa organizadora en realizar para el próximo año un plan alternativo, señalizar horarios exactos (la nota de prensa que mandaron al respecto era de risa) e informar como es debido a los controladores y agentes municipales. La energía usada en bloquear a almerienses en redes sociales o hacerse perfiles falsos para desacreditarlos podría focalizarse en realizar cosas útiles para el ciudadano.