Después de un puente lleno de buñuelos algunos tuvieron un akelarre que parecía hecho por las mismísimas brujas de Zugarramurdi. Les hablo de lo ocurrido en Sevilla. Un acto socialista en el que queda demostrado que nadie del partido aguanta a Sánchez. No acudieron los barones (excepto Fernández Vara y Juan Espadas) y menos mal que fue el homenajeado Felipe González porque, si no, tendrían que haber llamado a Iker Jiménez para sacar su psicofonía. Ningún presidente autonómico socialista quiere juntarse o salir en una foto con el jefe del Gobierno central. Saben que les puede perjudicar en las próximas elecciones. Miren a Ximo Puig, que le han preguntado por qué no acudió al acto de la capital andaluza y respondió lo siguiente: "Mi prioridad es la Presidencia de la Generalitat". Ya muchos no se esconden, e incluso repudian las decisiones de la coalición en público y en privado. O también pactos de capricho para Bildu o ERC que, a quien no le guste, está fuera del sillón. Mientras tanto, el equipo asesor de Moncloa intenta defender como sea y al precio que sea el discurso de Sánchez afirmando que los del PP son los malos por no cumplir la Constitución a la hora de renovar el Poder Judicial. Una vuelta de tortilla que ni Arguiñano hace tan alta. La realidad es bien distinta. Los de la gaviota han dicho no por la reforma sobre el delito de sedición en el que la hemeroteca ha hecho dejar al líder socialista como Robert de Niro en el 'Cabo del Miedo' gritando: "¡Abogado, no te preocupes no haré nada!" Pero al final la culpa es de Feijóo. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, dice "que no se puede jugar ni al parchís con él". Lo que tampoco entiendo es cómo los populares se dejan llevar. Este Gobierno sabe perfectamente jugar con todos. Lo hemos visto con la Ley de Memoria Democrática para los de Otegi, la Ley trans para tranquilizar a Irene Montero, y ahora la rebaja del delito de sedición para contentar a ERC. Todo por conseguir sacar adelante los Presupuestos que, según distintos órganos internaciones y nacionales, no concuerdan. Ustedes se pensaban que Halloween había terminado. Pues les recuerdo que no. Las pesadillas de Freddy Krueger se quedan cortas con lo que quiere hacer Sánchez cueste lo que cueste para seguir reinando en la Moncloa.

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