Utopías posibles

Cumplir la ley

Para este curso me conformaría como ciudadano, padre y docente con que se cumpliera la ley en toda su amplitudCuanta rigidez política se nos está acumulando y qué sinuoso camino de incertidumbre nos queda por atravesar. Con dos opciones de investidura rivalizando entre ellas y sin la posibilidad de llegar a un encuentro

Muchos docentes nos formamos, leemos, preparamos materiales u organizamos el curso en verano. Debido al desarrollo normativo de la LOMLOE (la nueva reforma de la reforma de la reforma) hubo una serie de Decretos e Instrucciones que fueron promulgados a finales del curso pasado. El momento de leerlos detenidamente, subrayarlos y aprendérmelos ha sido ahora, en verano.

Sobra decir que no hay novedades. Desde la LOGSE (hace 30 años) no se ha emprendido ninguna reforma de calado en España. Las leyes son copia-pega de las anteriores, con matices (algunos de ellos, importantes). La novedad para mí ha sido que la lectura de la normativa me ha provocado cierta desazón, tristeza, nostalgia («no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió», escribió Sabina). Será cosa de la edad. En las normas hay continuas referencias a la inclusión educativa, la participación, la democracia… además de que hay una grandísima cantidad de orientaciones metodológicas (más que nunca, en esta ocasión) para el cambio educativo, la innovación, la búsqueda de nuevas formas para desarrollar las materias, nuevas formas de evaluar… He llegado a encontrar referencias expresas a la justicia social. Así, tal cual, «justicia social». ¿Cuántos de nosotros hemos utilizado esa expresión en un claustro? Personalmente y después de muchos años, ni una sola vez.

No seré yo quien defienda el maremágnum tecnócrata de la ley, que se enreda en toda una serie de incomprensibles definiciones sobre situaciones de aprendizaje, perfiles de salida, competencias clave, competencias específicas, contenidos… Es tan confuso que estoy convencido de que ni siquiera quien lo ha redactado sabe lo que quiere decir. Un enfoque, además, que pretende ser eficientista, al partir de la creencia de que cuanto mejor se relacione por escrito (en la programación) una competencia específica con la competencia general y con el perfil de salida, todo funcionará mejor, como si se tratara de una receta.

Sin embargo, para este curso que hoy empieza me conformaría como ciudadano, padre y docente con que se cumpliera la ley en toda su amplitud y no solo en lo referente a organización de las enseñanzas ni sobre el papel, sino que cambiaran de una vez por toda las metodologías, la evaluación, la manera en que se organiza la inclusión o la participación de la comunidad, entre otras muchas cosas. ¿Nos ponemos manos a la obra?

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