Libertad Quijotesca

Hilda Molina. Una voz en Cuba II

La doctora Hilda Molinaoptó por nuestra facultadde negar el consentimientoa la injusticia

Recuerda la doctora Molina que Fidel, desde enero de 1959, convocó a los cubanos al sacrificio porque aquella era "Una revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes. Una revolución democrática y humanitarista". Del mismo modo cuenta como su madre le decía que no confiaba en él porque "Habla con odio, y cuando se habla con odio, no es bueno, porque lo que está siempre detrás del odio no es bueno". No hizo caso a su madre, seducida por aquellas consignas dice H. M. "Puse mi libertad y mi derecho a pensar en manos del señor Fidel Castro". Pronto llegó el desencanto y "Una angustia existencial que me acompaña hasta hoy", cuando en poco tiempo "Los valores pilares de la sociedad cubada fueron arrasados". Para 1961 el miedo y el odio estaban instaurados como medios de gobierno en Cuba. Destruido el amor propio de la sociedad cubana y sustituido por el odio de unos contra otros. El enfrentamiento definitivo con Fidel vino porque H.M. era muy consciente de las deficiencias de la neurociencia en Cuba y que todo conocimiento requiere de intercambio y comunicación. Saltándose las prohibiciones del régimen, gracias a la ayuda valerosa de la bibliotecaria del instituto donde estudió la especialidad, inició un tenaz y laborioso trabajo epistolar con científicos de todo el mundo. Por ejemplo, Rita Levi-Montalcini, neuróloga italiana y Premio Nobel de Medicina 1986, pidiendo ayuda para su proyecto de crear en Cuba un centro neurológico. Logró apoyo y recursos. En Cuba ignoraron su proyecto hasta que los servicios secretos descubrieron su comunicación con el exterior. Castro fue en persona a detenerla para interrogarla porque pensaban que era una espía, momento que quedó inmortalizado es la foto que está en Internet. Muerta de miedo, por su familia, Castro le espetó "¿Qué tú estás haciendo?" Catorce horas de interrogatorio. El comandante, malvado pero inteligente, aprobó el proyecto. CIREN se fundó en 1989. En 1994 la dictadura decidió que el centro atendería pacientes extranjeros de pago relegando a los pacientes cubanos. Por eso renunció la doctora Molina como directora del centro. "Uno de los cerebros más prodigiosos que han pisado la tierra se llama Fidel Castro. Que lastima que no usó ese cerebro prodigioso para el bien". Les animo a leer el libro de H. M. Mi verdad: de la Revolución cubana al desencanto. Planeta 2010.

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