DE LA LEALTAD

El joven sentía la sangre correr por sus mejillas, pero las manos no le obedecíanEste país necesita lealtad a raudales, porque nuestra tierra se está abriendo bajo nuestros pies

El fenómeno Podemos cuenta la historia de un movimiento social valiente, estimulante y esperanzador que supo estar cerca de la gente que se sentía olvidada, hastiada y traicionada por su país y que supo acompañar a muchos españoles en la larga travesía por el desierto a la que los envió la crisis de 2009. Pero la historia del partido político Unidas Podemos, antes Unidos Podemos y, en un principio, Podemos, no es una historia de éxito sino una historia de pérdida constante de votos, escaños y presencia en parlamentos autonómicos, el último, el de Galicia. A nivel nacional, Podemos debutó en las elecciones generales de 2015 logrando ser la tercera fuerza más votada, 69 diputados y 16 senadores, pero, ya en las elecciones de 2016, en las que estrenó su alianza con IU, si bien sumó 2 diputados, su número de votos fue menor que la suma de los votos de ambas formaciones en las anteriores elecciones. Y, solo tres años después, las primeras elecciones de 2019 le dieron 45 diputados y lo expulsaron del Senado y las segundas lo dejaron con 35 diputados. Y, a nivel europeo, donde arrancó de forma espectacular, su primera candidatura obtuvo también mejores resultados que su segunda en la que ya formaba grupo con IU.

Pero, a pesar de esta constante pérdida de apoyo social, a pesar de ser un partido que, en sólo cuatro años, ha perdido el 40% de sus votos, es hoy cuando forman parte del Gobierno de este país, y esta carambola del destino, Albert Rivera mediante, la han decidido aprovechar demostrando que no saben estar a la altura de la principal consecuencia del multipartidismo del que vinieron a ser origen y parte esencial: los gobiernos de coalición.

Dos muestras muy reveladoras: La presentación de una enmienda a los presupuestos del Gobierno y el tuit con el que Ione Belarra, alto cargo de Podemos y actual Secretaria de Estado, ataca a la Ministra de Defensa, Margarita Robles, y le da lecciones sobre la humildad. "Cuando eres la ministra favorita de los poderes que quieren que gobierne el PP con VOX, quizá estés haciendo daño a tu gobierno. Ser humilde es no dejarse adular por la derecha mediática", fueron sus desleales palabras. Y ya no es cuestión de formas, de no poder ser juez y parte, de no desprestigiar la, ya desprestigiada, labor política, de no intentar hacernos creer que la discrepancia ampara la deslealtad, que también, sino de que la deslealtad es siempre un tremendo freno para cualquier empresa, para cualquier proyecto, sobre todo cuando exista la posibilidad de no poder contar con ayuda externa alguna. Este país necesita lealtad a raudales, pocas veces habrá necesitado, y necesitará, tanta porque, en estos momentos, nuestra tierra se está abriendo bajo nuestros pies y, a esta fecha, solo nos tenemos los unos a los otros para contenerlo.

"Los caminos de la lealtad son siempre rectos" (Charles Dickens)

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