Ese consentido aparato es el miembro gritón de la familia de los relojes. El despertador no da la hora, la ordena, la impone, la canta... Nuestro sueño es que el despertador no tenga que sonar, pero nuestra pesadilla es que no suene. Las personas insomnes sueñan con un invento que se llama el dormidor, mientras llega, aguardan en vela sin que nadie los despierte de su anhelo.

Cuántos sueños se habrán interrumpido hoy en lo mejor por culpa del consentido aparato. A los despertadores clásicos les dábamos manotazos, pero ahora que van incorporados a los móviles somos más cuidadosos por la cuenta que nos trae. No es lo mismo tirar de la mesilla de noche al suelo un armatoste chillón que un iPhone.

Elegir la melodía con la que te despiertas dice mucho de tu carácter. Yo antes me despertaba con la radio. Pero dejé de hacerlo cuando un tertuliano se me metió en el tímpano y se empeño en quedarse allí a vivir. Por fin un día se cayó en un movimiento de mi cabeza, quise ayudarlo pero me dijo que estaba ocupado criticando al gobierno, que lo dejara en paz que tenía que levantarse temprano.

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