Nuevos amores

Señora Díaz, a usted no la han querido dos millones y medio de votantes. Por tanto... Por tanto me quieren a mí

Me siento maravillado, me siento admirado por la manera en la que se ha concluido cuál debe ser el sentido del cambio en Andalucía. Desde la misma noche de las elecciones, en las que se puso de manifiesto que el Psoe estaba lejos de una mayoría absoluta, los segundones afirmaban de una manera rotunda, clara, que no parecía admitir duda alguna ni contradicción, que dado que no había un número suficiente de electores que siguieran apoyando al gobierno socialista eso significaba que los estaban reclamando a ellos, a cada uno de ellos por separado. Les parecía de una lógica aplastante atribuirse el derecho absoluto a declararse sucesores de los anteriores gobiernos empezando ya a repartirse prácticamente la tarta, postulando para sí mismos el trozo más grande de la tarta: la presidencia de la Junta de Andalucía. Su razonamiento

parte de una premisa impecable: Señora Díaz, a usted NO la han querido dos millones y medio de votantes. Por tanto...(y aquí es donde se produce un anacoluto más que lamentable) por tanto me quieren a mí. ¿Cómo? ¿Olvidan el Sr.Moreno y el Sr. Marín que a ellos no llos han querido casi tres millones de votantes. Es posible que también sea válida la conclusión de que la mayoría de los votantes andaluces quieran un cambio. Eso es casi seguro. Pero sacar de ahí como consecuencia que los andaluces desean que su partido sea el que encabece ese cambio es cuando menos arriesgado, por no decir claramente erróneo. Es todo cuestión de interpretación, podrá decirse, pero me da la impresión de que no todas las interpretaciones son igualmente válidas. No sé qué pensaríamos de alguna persona que, viendo a alguien rechazado para una relación amorosa, concluya que todo sucede porque sería él el elegido. Claro que todas las pretensiones de PP y C's solo podrían fundamentarse si los dos partidos, incluyendo a Vox, son una sola cosa y que cualquiera que haya votado a uno de los tres estaría dispuesto, sin más, a votar a cualquiera de los otros dos, porque en el fondo sería algo indiferente. Estarían dispuestos todos sus líderes a aceptar esa identificación entre sus formaciones? ¿Se trata, entonces, de un conjunción de idearios, o no es más que una conjunción de intereses, tanto por conseguir parcelas de poder, como de expulsar del gobierno a los socialistas? ¿O estará sucediendo, entonces, que se reconstruye el antiguo PP que abarcaba todos los ámbitos de la derecha?

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