Razón de ser

Los escritores de postín que salen bien en las fotos no han leído a Aldecoa. O lo han leído de soslayo.

Fosco, tosco, morrosco. Los escritores de postín que salen bien en las fotos no han leído a Aldecoa. O lo han leído de soslayo para que no se les pegue nada. Abominan de sus adjetivos imposibles. Hoy en día cualquier adjetivo es sospechoso de barroquismo. Es barroco, es decir, escribe muy bien. Es barroco, ha puesto dos adjetivos seguidos. Es un escritor que prescinde de todo lo superfluo, con las palabras y adjetivos mínimos, con las descripciones precisas y las palabras justas. Lee a autores americanos. Sabe inglés, lleva chaqueta y sale bien en las fotos. Y desnudo como un emperador hace el paseíllo mientras todos aplauden y fingen que les gusta lo que escribe. La jauría sorbe líquidos nocturnos en torno a él y todos se retroalimentan de sí mismos. Una pesada losa, un volumen de 777 páginas, un bloque de granito, un meteorito hipercúbico atraviesa la atmósfera y cae sobre todos los escritores de postín. Por primera vez se editan los 79 cuentos de Ignacio Aldecoa en un librote azul megalómano, elefantiásico, hipertrofiado, que no cabe en las mochila de los babys boom. Llega a la tierra y le hace boom a todos en el centro de la reunión. La urraca cruza la carretera y se lleva los restos metálicos de los asistentes y el buitre hace un nido en el café abandonado y desierto de la plaza de los estragos. Aldecoa es un recuerdo de mudanzas y libro de bachillerato leído y releído año tras año conservado y transportado de casa en casa. Cuando todos citan a Aldecoa vagamente, como con asquito, los que ahora han inventado el cuento, el relato y el microrrelato. Los que incapaces de escribir otra cosa han revalorizado el cuento, dicen, citan siempre a Chejov, pero nunca a Aldecoa con esa alergia españolita a lo cercano y juntan muchos cuentos para decir que es una novela fragmentaria. Los fragmentarios no van a comprar este tocho azul, ni lo van a leer, ni lo van a proclamar, ni van a dar un ápice de alas a quien no les renta nada en la cita de literatura de salón. Pero saben, saben muy bien que para ellos no habrá hexaedro irregular desde cuya portada miren serios a los seres vacíos de materia en la atmósfera llena de humo. Aldecoa los mira y les recuerda: Yo sí estoy aquí por que fui, pero la muerte temprana de los más dotados, he leído en algún sitio y los profesores de literatura española que ahora desenseñan literatura española enterrarán lo que siempre resucita.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios