República de las Letras
Agustín Belmonte
Prólogos
Hemos estado investigando a fondo, como es nuestra costumbre profesional, y hemos llegado a la conclusión de que ni Rubiales ni Puigdemont van a volver a España en mucho tiempo. Por la cuenta que les trae. A Rubiales le descubren cada día una chapuza nueva. Eso sí, chapuzas de categoría, no de cambiar una bañera por un plato de ducha. La última es que parece que tiene unos cuantos hoteles en la República Dominicana y en las costas de Málaga y Granada. Ya se verá, pero de momento él se ha mudado con toda su familia a la citada república caribeña. Será por vacaciones, por prescripción facultativa o por recomendación de su asesor fiscal. Ya se verá, repetimos, porque dice que tiene billete de vuelta a España para el seis de abril. Como también tiene otros “pequeños” líos como la remodelación del estadio de La Cartuja o el traslado de la Supercopa a Arabia Saudita, lo más probable, según el algoritmo (IA) que manejamos, es que se le traspapele el billete de vuelta. Se admiten apuestas.
Otro que tal baila es el expresident Carles Puigdemont. Sin ser exhaustivos, los inconvenientes para su vuelta empiezan por la amnistía, que no le llega a tiempo ni para tomar posesión en mayo. Suponiendo que gane las elecciones, que lo tiene tan difícil que está intentando que lo apoyen la ERC y demás indepes. Por una parte, ya le han dicho que tururú, y por otra, seguro que se acuerda de que en la últimas elecciones sacó menos votos que el PP: su partido quedó quinto (5º). Y suponiendo que se apruebe la ley de amnistía ya, y que pase los filtros de jueces españoles y europeos en horas veinticuatro. O sea, que también nos sale en el algoritmo que no viene. Los únicos pasos que ha dado hasta ahora han sido darse un baño de masas –algo más de mil personas- en el sur de Francia; y quitarse la fregona de la cabeza; es decir que, seguramente por consejo de su asesor de imagen, se ha recortado las greñas. Para agradar, también insiste en que va a recuperar la presidencia que le “quitaron ilegalmente” y que piensa volver a la vía unilateral. Como se ve, son argumentos más que suficientes para asegurar que lo estamos esperando con ansiedad.
Como no creemos que esté pensando en repetir su huída escondido en el maletero de un coche, es por lo que podemos apostar lo mismo que en el caso de Rubiales: que no vuelve ni harto de rosolí. Se abre una porra en el blog de Equipo Alfredo: hagan juego.
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