Septiembre

Hace 19 años Josele estaba en otro mundo, en la frontera entre seguir hacia el fondo y seguir hasta ahora

Yo vi a Chema en la entrada al backstage, convenientemente vigilada como cualquier paso fronterizo entre ellos y nosotros. Le dije que los vi en Almería hace 18 años, 19, me corrigió. También recordaba con quién actuaron en Granada tres o cuatro años antes, con Amparanoia y Doctor Feelgood. Chema Animal Pérez es como el polo neutro de ese conjunto trifásico que fueron Los Enemigos, al que luego se le unió otro cable. Neutro frente a los otros dos. Josele seguro que no recuerda tantas cosas. En una entrevista ha dicho que no recuerda nada de un año entero. Después comenzó el concierto en el recinto ferial de Almería, 19 años después, ya en otro recinto ferial diferente. De negro escrupuloso todos, esta vez sonaron bien, es más, llevan sonando bien desde que volvieron a juntarse, hace un par de años. Hace diecinueve años el sonido no siempre estaba a su nivel, ni ellos estaban siempre al nivel del sonido. Hace diecinueve años Josele estaba en otro mundo, en la frontera entre seguir hacia el fondo y seguir hasta ahora. Los tugurios llenos los, sanatorios llenos los, cementerios, cotolengos, todos llenos, llenos. Y él, no. Y más, aquí su fusil, aquí su pistola, celebérrimamente eres tú John Wayne o lo soy yo. Es él. 1990, cuando se iba a acabar el mundo. Vimos luz, oímos truenos, se abrió el cielo azul y nos volvimos todos buenos. No son de los que machacan las canciones de su nuevo disco habida cuenta de que ha sido como un ejercicio de no olvidar como se compone y como se graba, olvidando el rito de disco, gira, disco, gira. Además, saben que sus fans van a volver a sentir electricidad con las viejas canciones. Sin fuegos artificiales ni barcos piratas, solo salir, tocar de puta madre e irse. Después, Chema, el batería, volvió a la frontera entre el backstage y el resto del mundo y me firmó un cd de Nada, que aún tenía una tarjeta de encuesta de Chewaka discos. A por otros 29 años, me puso, después de calcular cuanto les llevaba siguiendo. Desde un John Wayne lejano. Y más tarde salió Fino con una copa de vino en la mano y se confundió con público y fans, en ese otro polo negativo, con su barba quijotesca y me firmó también el disco. No hubo más polos. Por allí andaba Paco Calavera, también amigo lejano, que había venido a ver a la vaca sagrada a la que habían venido a ver todos, Rosendo. Dos firmas de cuatro enemigos, le dije, menos es Nada. Aprobado raspado.

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