Verano=a paro

La recuperación pierde fuelle o, si se quiere, se estabiliza. No es recuperación, sino nueva normalidad

No descubro nada si recuerdo que la estacionalidad es la principal característica del mercado laboral en España y más en Almería. La nuestra va al revés de la nacional, por eso destacamos. Así, como era previsible, en julio nuestra provincia es la única, junto con Ceuta y Melilla, en la que sube el paro. En octubre, sabemos, lo usual es que suceda lo contrario. Por otra parte, condicionados los datos por las fechas del fin de campaña, es más correcto analizar el verano en conjunto. Faltan, previsiblemente, dos meses más de aumento del paro, a los que seguiría una reducción aún mayor en el último trimestre. Así, el total de parados es el menor en un mes de junio desde 2009.

La recuperación pierde fuelle o, si se quiere, se estabiliza. No es recuperación, sino nueva normalidad. Pasó ya ese primer momento en que las plantillas estaban tan ajustadas que el incremento de actividad se tradujo en fuertes descensos del paro. Sobre todo cuando se trata de ocupaciones en que no basta con las horas extras ni tener a un solo camarero atendiendo todo y al borde de la extenuación.

En la nueva normalidad el paro ya no baja al mismo ritmo. Si de junio de 2015 al de 2016 el desempleo se redujo un 10,38%, y desde ese mes al de 2017 lo hizo el 11,18%, en estos últimos doce meses lo hace en apenas un 1,60%. Si lo queremos ver en valores absolutos, en los cuatro meses centrales del año en 2015, el paro creció en 2.126 personas, menos de lo que ya se acumula este año en solo dos meses, que ha sido 3.371. En el mismo período de 2016, por eso que comentaba del impulso del inicio de la recuperación bajo en casi mil personas, algo ciertamente excepcional, y en 2017 creció en 5.000. Lo dicho, faltan dos meses, y teniendo en cuenta que agosto termina en viernes -hasta en eso nos tenemos que fijar- por lo que se junta fin de contratos semanales y mensuales, no podemos sentirnos tranquilos con la evolución del empleo. Porque aún, hoy, el paro duplica al existente antes de la crisis. Agravado por un desempleo de larga duración que afecta a la mitad de los desempleados, algo impensable hace diez años, convertido ya en estructural y que conducirá a que coexistan personas sin empleo y empleos que no encuentren quien los ocupe por no reunir las características que exigen esos nuevos trabajos. Y si, en muchos casos, ese requisito es tener una bici para llevar la comida.

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