Libertad Quijotesca

Sobre las alas rosadas del amor

Todo aquello que nos deshumaniza, que provoca injusticia y barbarie, debe ser cuestionado

Queridos lectores acabamos de celebrar las entrañables fiestas de Navidad, cuya esencia cultural está en nuestra tradición grecolatina y judeocristiana. Sus principios son muy explícitos. Nunca dañar y no ser dañados. El valor de la vida y el respeto al proyecto vital ajeno. Todo esto exige consideración con el mundo en el que vivimos. Autocontrol y cuidado con el planeta del que formamos parte. Perdidos en la marabunta del consumismo teledirigido y la censura de lo políticamente correcto, ninguneamos lo más importante. Hemos estrenado el año 2023 con la esperanza de que el oro, el incienso y la mirra que han traído los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, sean coherencia, responsabilidad y respeto por todo aquello que nos hace personas y sociedad. La libertad y la prosperidad no se heredan por sí mismas. Cada generación, en todo tiempo y lugar, ha tenido y tenemos que trabajar por ellas. Esa es la esencia del debate permanente de las culturas mundiales. Todo aquello que nos deshumaniza, que provoca injusticia y barbarie, debe ser cuestionado. Vivir dignamente es un arte que exige responsabilidad y valor con respecto a cómo somos los seres humanos. Construir civilización requiere componer muchas armonías. Si de armonías se trata, la música es su mejor ejemplo. Hoy les quiero hablar de belleza y de amor por la vida, recordando una de las arias de ópera más hermosas que se hayan escrito. D'amor sull'ali rosse (Sobre las alas rosadas del amor) del último acto de Il Torvatore (1853) de Giuseppe Verdi. Montserrat Caballé la interpretó magistralmente por su técnica; también por el sentimiento que le imprime y la cascada de emociones que despierta. Verdi se inspiró en la obra del dramaturgo español Antonio Garcia Gutiérrez, El Trovador (1851) drama romántico ambientado en la Edad Media y situado en Zaragoza. El escenario principal es una torre del Palacio de la Aljafería, donde el trovador Manrico está prisionero. Desde una sala cercana, Eleonora canta para dar consuelo al prisionero. Que nunca sepa la pena que siente en su corazón. "¡Estoy segura y lista para defenderme! En esta oscura noche, me siento tan cerca de ti y tu no lo sabes. Gentil brisa, que silenciosa soplas. Te suplico, hazle llegar todos mis suspiros sobre las alas rosadas del amor…ilumínalo en el lugar que se encuentra. Tráele a la memoria nuestro sueño de amor"

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