El liderazgo más importante de las naciones que se gobiernan mediante la democracia, estados de derechos y obligaciones mutuas, reside en sus ciudadanos como individuos y como sociedad civil. Imprescindible educación y cultura, disparatada separación en dos ministerios, para gestionar todos los ámbitos de la vida: desde economía, empleo, sanidad, justicia, participación política; hasta como se utiliza el mobiliario urbano, o como compartimos los espacios públicos. En noviembre de 1976, del 16 al 18, se debatió en las Cortes Españolas el Proyecto De Ley Para La Reforma Política (En Trámite De Urgencia). España continuaba con paso firme, queriendo aprender de su historia, el arduo camino hacia gobernarse con una democracia. Cuando el Presidente Adolfo Suarez dimitió el 29 de enero 1981 dijo: "Mi marcha es más beneficiosa para España que mi permanencia. Yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la historia de España". Suarez era un líder político responsable, con moral. Rompieron este compromiso y las consecuencias son brutales. Hoy tenemos al frente del gobierno a dos narcisos, machos alfa y omega, entregados a su obsesión posesiva por el poder. En la oposición existe un erial de luchas intestinas. Reformas y regeneración de la política española: ¿Dónde quedaron? Campa el chantaje de los nacionalistas, y el blanqueo del terrorismo que nunca dejo que en España se viviera en paz. ¿Alguna vez sabremos la verdad, con veracidad, de lo que sucedió en 11 de marzo de 2004? En los historiadores encomiendo mi esperanza. Al rosal solo le quedan espinas en Ferraz. En Génova no levantan el vuelo de tanto lastre que cargan. El bipartidismo traicionó a la democracia española del mismo modo: cuando prescindieron del parlamentarismo en el Congreso de los Diputados y en el Senado, para acomodar sus gobiernos con los nacionalistas al tres por ciento y lo que fuera menester, como imponer que Sabino Arana y Luis Companys fueron dos próceres para la democracia y la libertad. También se pusieron de acuerdo para destruir el sistema educativo, lesionando con ahínco el valor social del mérito, el esfuerzo y la creatividad. Redes clientelares, voto rentista y total ausencia de democracia interna en los partidos; que impide que tengamos líderes políticos comprometidos con los valores morales de la democracia.