¡En Almería hacemos migas! Y como no te espabiles te quedas sin harina o tomates secos. Pero yo les quería hablar de otras cuestiones más prosaicas porque, entre otras cosas, hace mucho que no llueve. El cambio climático, ya saben. El tráfico en nuestra ciudad es un problema y en los días de lluvia se agudiza la situación. La gente coge el coche para no mojarse, aunque sea para ir a la vuelta de la esquina, pero no están acostumbrados a conducir con agua, con lo cual los atascos y la len- titud habitual se agudizan. Pero una de las causas de esta lentitud es la sincronización de los semáforos. Por poner un ejemplo: bajar por la Carretera de Ronda desde la rotonda de RTVA hasta la del Cargadero, supone pasar por 15 semáforos, de los cuales, si tenemos suerte, pillamos 4 cerrados, y si nuestra fortuna es peor podemos pillar 6 ó 7 en rojo. Este ejemplo de Carretera de Ronda es aplicable a otras vías de nuestra ciudad: El Paseo, la Rambla, la Av. del Mediterráneo, la calle Granada…etc. Llevamos muchos años con este problema y ningún concejal del P.P. ha sido capaz de darle una solución, por incapacidad o por falta de interés. Pero además contamos con la experiencia de nuestros taxistas, grandes profesionales que padecen día a día este problema, no tienen más que subirse en uno y sacar el tema de los semáforos, les darán información precisa y detallada de esta situación. Mejorar la fluidez del tráfico tiene numerosos beneficios. Se disminuye la contaminación atmosférica y acústica; se reduce el tiempo de los recorridos, tanto de particulares como de los servicios urbanos; se rebaja el estrés de los conductores… En definitiva, se mejora la calidad de vida de los ciudadanos. Algo difícil de entender es que cuando un semáforo nos da paso, el siguiente, situado a escasos 200 m se ponga en rojo, a buen seguro que a cualquiera de ustedes le suena esta cantinela. La solución es muy fácil y no requiere de una tecnología sofisticada ni de unos conocimientos elevados, se trata de calcular el tiempo que se tarda a 50 km/h en ir de un semáforo al siguiente y aplicar ese retardo. ¡Ya está! Y este sofisticado procedimiento, que se sitúa al nivel del mecanismo de un chupete, está inventado, probado y puesto en práctica en numerosas ciudades y les puedo asegurar que no es cosa de brujería. Pero aquí, como hacemos buenas migas, debemos ser diferentes y nos conformamos con lo que nos pongan. 

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