Otra campaña electoral

Los 89.000 pensionistas de Almería de hace diez años se han convertido hoy en 104.000, 15.000 más

El mismo rincón, en el mismo bar de mi calle donde seguimos las anteriores campañas electorales. Tres meses después. Otra campaña electoral que seguir. Breve. El domingo votamos. La vez anterior no votamos bien. Igual un poco a lo loco. Nos obligan a repetir. A ver si esta vez acertamos con el voto correcto y tenemos un Gobierno que dure. No sé. ¿Un par de años? Votamos con alguna nube más que la vez anterior. En sentido literal, porque es otoño, y en sentido figurado porque a nivel nacional el empleo, por ejemplo, va más lento. La economía crece a menor ritmo. La Seguridad Social tendrá a fin de año un pequeño agujero de 16.000 millones, y el asunto pensiones sigue sin tener respuesta. Tiene una, la electoral. Esa que promete la felicidad en la tierra. Las pensiones subirán -por ahora- según el IPC. Esto es, según suban los precios. Lo que no se dice es de donde saldrá el dinero. Prácticamente, el fondo de las pensiones se va al traste este diciembre. Justificado esta vez -la política es el arte de las actitudes efímeras- por los mismos que se mesaban los cabellos cuando lo hacía el Gobierno anterior. Que, a su vez, hizo más bien poco, salvo introducir una fórmula imposible de entender, cuya traducción era que cada año las pensiones perderían poder adquisitivo. Total, el problema de las pensiones -porque ya es un problema- debe encontrar una solución con el nuevo Gobierno. Como no se hizo en su momento, tendrá que hacerse como todo en España, cuando la cosa no va bien. El empleo crece más despacio y el número de pensionistas a velocidad de AVE. Ese tren que en Almería ya ni en campaña nos prometen. Como, tampoco, vuelos más asequibles. Pensemos, al votar, que esta legislatura debería solucionar, por un tiempo, el asunto pensiones. Miremos Almería, los 89.000 pensionistas de hace 10 años se han convertido hoy en 104.000. Y, al tiempo, el único grupo de población activa, quienes trabajan o buscan empleo, que crece es el de los mayores de 55 años. Pasan de 26.400 hace diez años a 53.700. Tenemos, pues, una enorme bolsa de jubilados en el medio plazo. Y, con la población más envejecida, el gasto sanitario avanza hasta los 3.500 millones en 2021. Todo eso, para jubilados y no jubilados, se traduce en dinero que habrá que sacar de algún sitio. Por favor, no crean en lo de vamos a quitárselo a los bancos y los defraudadores. Es la versión electoral de terminar con el hambre en el mundo.

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