No nos salen los números. Y eso que somos de ciencias, más o menos. Hablamos del precio de la luz, vamos de la electricidad, que viene siendo, desde hace mes y medio, el consuelo de periodistas, tertulianos y portavoces de la oposición (de todas las oposiciones del país). Hasta hace poco, existía la serpiente de verano: aquella noticia, más o menos estúpida pero trolera siempre, que llenaba los telediarios, periódicos y radios mañana, tarde y noche. Cuando la trola iba decayendo salía Georgie Dann con sus gogós meneando el culo al ritmo de la cipotacanción de ese verano. Se ve que nos vamos incivilizando y aquellas serpientes de verano nos parecen anticuadas. Y aquí es donde aparece un tema de fondo económico y científico para ocupar el espacio de la obsoleta "serpiente". Este año ha tocado el precio de la calambre. Ha habido otras cuestiones como la conquista del poder por los talibanes o la Covid, pero como ya están muy vistos han perdido las primeras páginas. Y además no nos afectan directamente al bolsillo. La afectación al bolsillo del recibo de la luz es lo que calienta las mentes de los opinadores quienes, a su vez, se esmeran en machacar a los ciudadanos contribuyentes. Decíamos que no nos salen los números; los números que se publican y de los que se quejan públicamente hosteleros y otros estamentos. Hay quien dice que antes pagaba, por ejemplo, trescientos euros al mes y ahora paga ochocientos. Pues quien tales cuentas hace debe ser porque ha puesto en estos meses algo de mucho consumo, verbigracia un criadero de maría "indoor". Porque las cuentas, insistimos, no salen: en el importe final del recibo, solo un 35 % corresponde al consumo de kilovatios. El kilovatio, desde luego, ha sufrido un subidón, pero en el recibo, el precio del kwh solo es la tercera parte. Y según Facua, el recibo del usuario medio ha sido de 80,48 euros en enero, 62,08 en febrero, 70,90 en marzo, 81,55 en abril, 82,13 en mayo, 81,27 en junio, 85,34 en julio y 91,62 en la primera quincena de agosto. ¿Que eso es un crecimiento elevado? Es evidente. ¿Que esto supone una subida del doble o el triple de lo que se pagaba hace un año? Pues también es evidente que no: De 70 a 90 el incremento no llega al treinta por ciento. Alguien ha añadido un cero, no sabemos si por joder o por ignorancia supina. Nos inclinamos por lo primero, aunque no hay que descartar tampoco el desconocimiento absoluto de la aritmética que muestran los opinadores en general.

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