No hay mal que por bien no venga. Digo esto pensando en el resultado final que ha tenido la llamada ley del sí es sí. Analicemos los hechos. Nació esta ley con el fin de mejorar la situación de las víctimas, en cuanto a los delitos cometidos por violadores, cuyo principal objetivo era condenar cualquier atentado que tuviera lugar sin el consentimiento de la persona afectada. El consentimiento queda definido en la ley de la manera siguiente: "Sólo se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona". Desde su origen la derecha, y en concreto el PP, anunciaron que, el día que gobiernen y cuenten con una mayoría parlamentaria, derogarían la ley en su totalidad. Siendo el consentimiento el objetivo principal de la ley, su entrada en vigor dio lugar, como todos sabemos, a que muchos violadores se beneficiasen viendo aminorada su condena, algunos de los cuales fueron puestos en libertad. Aunque la ley fuese buena en su conjunto, está claro que tuvo un fallo relacionado con la tipicidad y la pena correspondiente. Puesto que no había voluntad de beneficiar a los violadores, sino que se trataba de un error, lo normal habría sido corregir dicho error por los partidos que habían votado a su favor. Pero la ministra de Igualdad Irene Montero culpabilizó a los jueces que sentenciaban aplicando la nueva ley y no estaba dispuesta a reconocer que hubiese un fallo, por supuesto, involuntario. Como bien dijo Manuela Carmena, "no había mala intención, pero no está bien redactada", calificando el hecho de no corregir la ley como una actitud de "soberbia infantil" y asegurando que el BOE está lleno de rectificaciones. Por mucho que el PSOE ha intentado negociar con sus socios de Gobierno corregir la ley en aquello que consideran que ha dado motivo a la rebaja de ciertas penas, no ha sido posible llegar a un acuerdo. La situación provocada por la ley era insostenible y había que buscar los apoyos necesarios para corregir el error cometido. El PP que desde su puesta en vigor había anunciado su total derogación, con el fin de poner en evidencia y socavar la unidad del Gobierno, aprovecha la ocasión prestándose, por una vez, a votar con el PSOE. El resultado ha sido que la ley del sí es sí - que es una buena ley - con el voto favorable de los dos partidos mayoritarios, ahora tiene garantizado su futuro.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios