Parece como si con el cambio horario la oscuridad no solo ha llegado antes a las tardes sino, también, a la recuperación del empleo. Recién entrados en el horario de invierno se conocieron los datos de la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre, los del verano de la nueva normalidad. Normalidad que ha durado menos que una despedida en la parada del autobús. Y, tras publicarse, nos hemos metido en la segunda ola de la pandemia. La duda está, ahora, en saber si esas cifras son el suelo del que partimos o un, esperemos que breve, techo. Así, de entrada y previsoramente, el proyecto de presupuestos generales del Estado calcula unos 25.000 millones de gasto en prestaciones por desempleo. Previsión que nos devuelve a los años centrales de la crisis anterior y que, por cierto, se quedaban cortas.

Almería inicia el otoño con una tasa de paro del 26,56%. Como sabemos este es, tradicionalmente, el momento del año en el que se alcanza el mayor nivel de desempleo, que desciende de forma importante en el último trimestre del año. Hace un año, la tasa era inferior en siete puntos, pero desde entonces ha pasado mucha agua bajo el puente.

Ha trascurrido, ya digo, una semana desde la publicación de los datos con una nota explicativa que, mirando al cuarto trimestre afirmaba: La próxima EPA ya no reflejará -como esta- el confinamiento y la hibernación (el pasado) sino la capacidad (…) de las medidas adoptadas para fortalecer la recuperación. Pues, no sé yo, pero algo confinados sí que volvemos a estar. Sobre las medidas, lo que hemos visto, al menos en Almería, es más un rebote automático de la actividad, después de haber estado todo paralizado, que los efectos de esas medidas.

Ese rebote por el fin del confinamiento lo confirma las cifras de ocupados. En Almería, del segundo al tercer trimestre del año su número bajaba por del cese de la actividad agrícola. Este año, tras haber estado cerrado casi todo, en verano creció el total de ocupados. Lo hizo en cerca de 4.500, pero también subió el total de la población activa, es decir, de los que trabajan y de los que buscan trabajo. Esa cifra aumentó en 33.400. Durante el confinamiento bajó, lo que es lógico, pues con la actividad paralizada, quienes buscaban empleo desistieron de hacerlo. Total, que entre los que vuelven a buscar empleo y los que interrumpen la actividad, aquí estamos, con 93.000 parados y una esperanza, que los confinamientos de este mes, salven algo la Navidad, pues, de lo contrario la oscuridad será mucho más larga de lo que prometían.

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