Después del ya conocido como "el mejor septiembre de la historia" en la evolución del desempleo, puede resultar chocante advertir de señales que invitan a la prudencia y, de paso, a no fiarlo todo a los fondos europeos.

Lo primero que vemos es una continua comparación con la situación pre pandemia, febrero de 2020. El objetivo parece ser llegar al nivel de paro de entonces. En nuestra provincia, para ello reducir el desempleo en 6.533 personas. Nada difícil teniendo en cuenta que se inicia el mejor trimestre para el empleo, con el reinicio de la campaña agrícola. Bien, cuando acabe el año incluso habrá menos desempleo que en febrero de 2020. No obstante, como leí recientemente, el objetivo no puede ser volver al nivel de antes de la pandemia pero con más deuda (mucha más). Eso puede ser deseable en Alemania, o la Republica Checa y, en general, casi cualquier país de la Unión Europea. Alemania, en agosto llegó al nivel de antes del covid, es decir, una tasa de paro del 5,5%. Nuestra provincia, por ejemplo, tenía entonces una tasa del 19,72%.

Por ello, es recomendable ver los datos con optimismo pero con prudencia. Lo es porque el efecto rebote empieza a frenarse. En Almería, el descenso del paro en septiembre apenas se ha diferenciado del habitual en este mes en los últimos años. De hecho bajó más en 2020 y casi lo mismo en los dos años anteriores. Y, en ese freno del efecto rebote que, insisto, aunque de señales ahora no lo veremos hasta enero, tapado por el reinicio de la campaña agrícola estos meses finales, encontramos que la salida de los ERTES es más lenta. En septiembre el total de trabajadores en esa situación apenas bajó un 9% con 149 menos. Muy diferente de la reducción de más del 30% en julio. Ahora restan algo más de 1.500. Por su parte, el total de trabajadores autónomos percibiendo la prestación sigue aumentando, ya son más de 3.000. ¿Qué significa esto? Pues que podemos estar llegando ya al nivel irrecuperable. No sólo aquí, en toda España. Refuerza esa necesidad de ser prudentes, el dato de contratos. Se compara con la cifra del año pasado y, claro, así parece una subida enorme. Pero en septiembre se formalizaron unos 37.400 contratos y en el mismo mes de 2019 fueron 41.500. Esa prudencia hace desear que los cambios que se anuncian para los próximos meses tengan el acierto de eliminar los defectos de la actual normativa laboral pero no llevarse por delante sus aciertos.

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