Comunicación (Im)pertinente

Francisco García Marcos

El teletipo de la crisis sanitaria

Esta crisis está demostrando la insolvencia rotunda del populismo para la gestión responsable de las sociedades

En las viejas redacciones, cuando se escribían a máquina los artículos, el teletipo recordaba que las noticias nunca cesan. La pandemia está suministrando un flujo inagotable de información, como si viviésemos con megafonía de teletipo. (Lunes 6 de abril). Por primera vez, descienden significativamente los fallecimientos en España. Se empieza a vislumbrar la curva, la meseta, lo que sea. Del cielo cuelga un precavido rayo de esperanza. Kluge la alienta y felicita a España. El director europeo de la OMS reconoce estar impresionado. Ni así evita que Vox anuncie que va a denunciar al gobierno, ni que divulgue su foto trucada de la Castellana sembrada de féretros. (Un día antes). Al premier Johnson se le complicó el coronavirus. Otro apóstol del no intervencionismo sobre la pandemia, Jair Bolsonaro, recibió una seria advertencia de sus militares. La situación en América era angustiosa por momentos. En Ecuador los muertos se amontonaban en las cunetas. Los sanitarios de Nueva York denunciaban a Trump. (Dos días antes). 78 economistas neerlandés se rebelaban contra Rutte. Reclamaban al primer ministro un cambio drástico en la política de los Países Bajos por solidaridad con Europa. En España, Gabriel Rufián aplazaba cualquier reivindicación para sacar la situación adelante. (Un día después). Boris Johnson tendrá que ser ingresado en la UCI. No oirá cómo el gobernador Cuomo arremete contra Trump por encarecer los respiradores. Tampoco sabrá que Japón declara oficialmente el estado de emergencia. (Dos días después). Mauro Ferrari, el jefe de la ciencia europea, dimitirá avergonzado por la gestión de la UE. De Torra, vetando hospitales de campaña montados por el Ejército y la Guardia Civil en Cataluña, podría haberse avergonzado también. (Anteayer). El gobierno empezará a mentalizarnos seguir confinados hasta junio, fecha prevista para alcanzar el contagio 0. En EE. UU. Trump aprovechará para expulsar inmigrantes en medio del revuelo de la pandemia. En Terrassa, el ayuntamiento suministrá mascarillas en todos los domicilios. Desde hace tiempo, se tiene la sensación de que esta pandemia es una especie de III Guerra Mundial. No lo sé. Sí tengo la certeza de que hay muchos implicados en combatirla, cada uno en su grado y condición, desde la OMS hasta el último vecino confinado. Y hay, también, quien lo está saboteando todo, por incapacidad, estupidez o soberbia. Esta crisis está demostrando la insolvencia rotunda del populismo para la gestión responsable de las sociedades. Cuando todo esto concluya, tampoco estaría de más sentar a Trump y a sus clones frente al Tribunal de Derechos Humanos, por irresponsables, quizá hasta por genocidas.

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