Tribuna

Manuel Peñalver

Catedrático de Lengua Española de la Univesidad de Almería

Las primarias del PSOE

El PSOE y la política española perderán un gran referente cuando este ingeniero de Minas, leído e instruido, se retire de la primera línea

Las primarias del PSOE Las primarias del PSOE

Las primarias del PSOE

Son las seis en punto de la mañana de este sábado, 21 de enero. La actualidad, la información, el análisis, el comentario y el papel haciendo un homenaje a sí mismo para satisfacer las preferencias de muchos lectores de periódicos. Desde Larra a Tom Wolfe. Desde Camba a Umbral. Los meses próximos, hasta mayo, van a ser apasionantes en el PSOE. Las preguntas se suceden, una tras otra, y las respuestas, también. Hace, justamente, una semana, Pachi López anunciaba su candidatura a la secretaría general. Ante este hecho, Pedro Sánchez anuncia su presencia en un acto en Sevilla. En la política como en la vida, algunas fidelidades oscurecen, de un día para otro, ante la primera ola que surge cuando el alba aún renace en sus primeros instantes. El exlíder piensa y medita. Dudas, reflexiones, interrogaciones. «Segundas partes nunca fueron buenas» en la sintaxis de los días, como frase hecha, como palabras que desvelan su propio enigma. Como semántica que va y viene por las agrupaciones para recoger lo que piensan los militantes y simpatizantes de un partido, al que la historia ha puesto en un recuadro con la caligrafía de insustituible o imprescindible, que tanto monta, en estas horas en las que el socialismo español tiene que volver a ser lo que ha sido.

Susana y Pachi conocen los secretos del PSOE y navegan entre orillas con la mar en calma o agitada, dependiendo del contexto; ese significante que camina desde la pragmática a la política con billete de ida y vuelta. En el sector de Sánchez, los movimientos y las deserciones han ido en aumento. Lealtades que parecían inquebrantables no han tardado mucho en cambiar de signo: Hernando, Luena, Óscar López, Simancas... «La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa», decía Albert Einstein con esa convicción que tiene el sabio cuando los enunciados merodean allí donde la noche habla y consume los segundos como si fueran metáforas sin superficie. O, tal vez, versos sueltos en las cuatro esquinas del mundo con su métrica inefable, regresando a la hora en punto de la madrugada. La «reina de Triana», como la llama Raúl del Pozo, pondera y calcula los tiempos con teoría matemática y serenidad budista hasta que adivine si tiene que dar un paso adelante o quedarse donde está. De San Telmo a Ferraz la distancia no es una sinalefa. La sevillana es la que más se juega en esta apuesta, pues un fracaso cuestionaría su futuro político. Y ella, intuitiva, inteligente y racional, lo sabe. A pesar de que la frase de Borges prolongue el tiempo como la filosofía de una metonimia que no queremos olvidar: «Enterémonos bien: una derrota nunca es un fracaso. Fracaso habrá, si acaso, cuando no somos capaces de asumir la derrota».

Al margen de la contienda, Javier Fernández, el presidente de la gestora y de Asturias, analiza y delibera. ¿Han pensado los militantes socialistas que este hombre sereno y cabal, honrado y honesto, que siente el partido con pasión y verdad podría ser la solución a los problemas creados y, por tanto, un brillante secretario general? ¿Quién o qué impiden a este señor que se presente? He ahí la interrogación que aparece como si fuera un encabalgamiento en el olor de lo inmediato cuando se trata de comenzar de nuevo y de avanzar en lugar de retroceder. El PSOE y la política española perderán un gran referente cuando este ingeniero de Minas, leído e instruido, se retire de la primera línea. Es una pena que, a causa de los intereses de unos y otros, no haya quien lo convenza para que se presente como candidato. «No abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir es más hermoso que el silencio», pensará, algunas veces, este histórico socialista, como si hubiera recitado en su intimidad el mencionado proverbio árabe. El episodio de Bruto y de Julio César (100-44 antes de Cristo) revive como una crónica antigua que se antoja interminable. Aquellas palabras, «Tu quoque, fili mi!», «¿Tú también, hijo mío?», vuelven entre el prólogo y el epílogo a mostrar la alevosía de las puñaladas en la política. La historia, la literatura y el periodismo se hacen esta misma pregunta que el flujo del aire deshace a la distancia para que vuelva a tener métrica en la odisea homérica que se percibe inacabable, mientras se marchita el recuerdo en su pausada consunción. No son los mejores momentos para el socialismo. «Algún día todo tendrá sentido. Así que, por ahora, ríete de la confusión, sonríe a través de las lágrimas y sigue recordando que todo pasa por una razón», dice otro proverbio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios