Polideportivo

Entre sentadilla y sentadilla, ópera

Juan de Dios Mateos, cantando 'Amapola' en plena playa de La Térmica mientras entrena/Rafael González

“Amapola, lindísima amapola; será siempre mi alma tuya sola; yo te quiero, amada niña mía; igual que ama la flor la luz del día.

Amapola, lindísima amapola; no seas tan ingrata y ámame;amapola, amapola; cómo puedes tú vivir tan sola.

Yo te quiero, amada niña mía; igual que ama la flor la luz del día.

Amapola, lindísima amapola; no seas tan ingrata y ámame; amapola, amapola; cómo puedes tú vivir tan sola”.

La letra de Amapola suena de forma aguda en la playa de la capital, llena de lírica los anaranjados atardeceres de La Térmica. El grupo de entrenamiento de Leo Porolli no necesita un altavoz que haga tronar los oídos de los deportistas para motivar, prefieren el arte que desprende por sus pulmones Juan de Dios Mateos, tenor de profesión. El chunda chunda no siempre es sinónimo de adrenalina, hay quien concentra mejor sus fuerzas en las kettlebell o en los martillos de TacFit con la belleza hecha música. O quien está deseando que a Juande le falte el resuello para poder recuperarlo ellos.

Y es que este tenor almeriense comenzó a cantar ópera en los entrenamientos de su club [Leonardo Porolli + LPF Hipopresivos] por un castigo deportivo. “Tengo muy buena relación con Leo, es mi entrenador y a la vez mi amigo. Al acabar una serie, le dije que había sido demasiado fácil y como castigo por quejarme, me dijo que íbamos a hacer unos burpees [flexión, levantarse y saltar] mientra cantaba. Normalmente le decía que no cantaba, pero ese día me animé y lo hice”, explica Juande. El O sole mio sonó en el parque de la Vega de Acá con raza, con fuerza, con una voz que parecía no desvanecerse ante el aumento de pulsaciones. Sus compañeros, eso sí, le apremiaban a que acelerara las últimas estrofas, puesto que hombros y cuádriceps empezaban ya a fatigarse.

“Es difícil cantar mientras estás entrenando. Por un lado, hay que estar concentrado en el ejercicio para no hacerlo mal y sufrir desnivelarte muscularmente. Por otro, hay que acompasar la respiración. Trato de engañar al cerebro para que la agitación del deporte no me afecte al flujo de aire”, explica el almeriense con una capacidad pulmonar trabajada desde chico y, por supuesto, mejorada gracias a los buenos hábitos y al deporte: “El entrenamiento de Leo es muy completo, me está ayudando muchísimo. Tiene muy buen ojo para ponerme los ejercicios que necesito”, puesto que por ejemplo no debe de hacer carga en los abdominales externos. Secretos de cantantes.

A todo esto, ¿qué hace un profesional de la ópera ejercitando la musculatura y no viviendo cómodamente de su fama? Mens sana in corpore sano, es la respuesta en latín, lenguaje lírico por antonomasia. “El cantante ahora tiene que ser una atleta. He hecho flexiones o he esprintado encima del escenario mientras cantaba. Por ejemplo, en la Ópera de Sidney recuerdo que tuve que hacerlo. El manejo del aire, de los nervios y el estar en forma es fundamental”, asegura el tenor. Atrás quedaron esas voces privilegiadas, que no venían acompañadas de cuerpos, cuanto menos, sanos y saludables.

Juande, en la Ópera de Sidney. Juande, en la Ópera de Sidney.

Juande, en la Ópera de Sidney.

“Antes el cantante se ponía a cantar y listo. Ahora los que marcan los tiempos son los directores de escena y realizan espectáculos muy entretenidos”, expone el almeriense que recuerda algunos otros episodios deportivos que ha tenido que realizar mientra su voz inundaba de melodía las mejores óperas del globo terráqueo: “Aprendí artes marciales y en la Ópera de París me vino genial para saber caer bien. Fingía que iba borracho y tenía que caerme y levantarme sin dejar de cantar”, recuerda prácticamente asombrándose y admirándose a él mismo. Ganas de aplaudirle entran.

Mientras las vacunas van inmunizando, Juande seguirá tonificando su cuerpo y poniendo a tono su voz mientras las gaviotas bailan sobre sus cabezas en los entrenamientos playeros. En la agenda ya tiene apuntadas las Óperas de Berlín y Málaga, y en Almería actuará en el Apolo y en un recital en Rodalquilar. Para llegar a esas actuaciones a tope, su rutina diaria es parecida a la del deportista profesional: “Cuido mucho la alimentación y por supuesto no fumo, aunque reconozco que alguna cervecilla con los amigos cae de vez en cuando. No hay que obsesionarse tampoco. Y antes de cantar hacemos calentamientos, estiramientos, ejercicio aeróbico...” para que su voz encante a un público exigente, pero nunca tan agradecido como sus compañeros de entrenamiento.

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