Aceras

Con dos guías, muchas para tan poco museo y sin ninguna guía física, es decir, ningún libro

Hay un camino empedrado y estrecho por el que a duras penas pasan miniautobuses. Y no paran de pasar miniautobuses, taxis y motos. La calle Elvira sigue sin ser peatonal y sigue igual de sucia, con un olor raro, mezcla de olores de restaurantes sin caché y tiendas, hay gotas de sangre en el tranco de entrada a una casa. Hay una librería religiosa en la calle Elvira, donde con la compra de un libro te hacen un regalo los primeros sábados del mes y es otro libro, religioso. En la Carrera del Darro, o acera del Darro, no sé, siguen pasando los miniautobuses sin parar, haciendo a los paseantes y turistas, pegarse a las paredes de las casas. Hay muchos paseantes y turistas que han vuelto a inundar Granada. En la Carrera del Darro o acera del Darro, no sé, está el río Darro, que no se si es realmente río y que creo que luego más abajo es subterráneo o algo así. Y en esa carrera o acera está el Museo Arqueológico de Granada, que dicho así suena muy rimbombante pero es un museo minúsculo y gratuito. Apenas tres, cinco salas con restos arqueológicos romanos, íberos. A lo mejor hay otro museo arqueológico en Granada pero si no, en la ciudad llena de monumentos el museo arqueológico parece un pequeño museo de pueblo. Con dos guías, muchas para tan poco museo y si ninguna guía física, es decir, ningún libro. Te indican que en las tiendas de más arriba hay guías pero no hay ni siquiera hay libros, hay souvenirs, muchos, más y más figuras, pañuelos, posavasos, imanes para frigoríficos, libretas, calendarios con una repetición infinita de todos los motivos geométricos de los revestimientos de los Palacios de la Alhambra. El museo arqueológico es un palacio, o fue, pequeño, pero palacio. Lo único destacable es la fachada, adornada con figuras nobles, irónicas, insultantes, simétricas. La fachada, de imposible foto pues la calle es muy estrecha, se alza amenazante al objetivo. Tan solo se podría fotografiar con más cuerpo entero desde un patio de una iglesia que hay enfrente pero hay una verja cerrada. Tampoco saldría perfecta, porque estaría empañada por barrotes y personas, las columnas, los capiteles, los dinteles y los arcos se resisten a su alzado perfecto, imposible en la marea de estrecheces y personas, rígidas, adustas piedras, rezagados puentes y estáticos voladizos apuntalados con jabalcones de madera, el río, riachuelo, se va se hunde, el calor aparece en octubre.

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