Regreso al futuro

Dejemos de mirar hacia atrás y miremos hacia adelante para recuperar la justicia económica y el trabajo dentro del bienestar

Son tiempos para la democristiana derecha y la izquierda socialdemócrata, ambos con un proyecto común al convergir en la centralidad de la recuperación económica con los sentires modernizadores y el diseño de una sociedad basada en la transformación y mejora, que permitan superar la actual situación de incertidumbre con valores y principios de armonía y equilibrio adaptados a la realidad global de la Unión Europea.No deberían de darse disociaciones en sendos roles políticos en proseguir implementando paradigmas democráticos, al igual que en la Transición política, como la igualdad de oportunidades, la dignidad vital, humanismo, libertad real, neutralidad del Estado en materias indeterminadas o subjetivas, diversidad y cosmopolitismo.

Posicionamientos políticos actuales revestidos con aires populistas y el paso cambiado intentan dominar con negatividad la apertura a los cambios, invitando a la desafección política de la ciudadanía, y solo se podrá vencer antes de las urnas con el citado diálogo nacional ofreciendo un modelo de sociedad "hacia arriba" y no "hacia abajo. Dejemos de mirar hacia atrás y miremos hacia adelante para recuperar la justicia económica y el trabajo como eslabones de la productividad y la competitividad -I+D+i-, que dará lugar a una calidad del bienestar social: sanidad, dependencia, pensiones, educación y salarios. Se hace necesaria la racionalidad del recto proceder y el bien común, que implique, sin lagunas, una política democrática ejemplar, por ser el mayor clamor social en internet, a pie de calle y tertulias, ante la acumulación de escándalos protagonizados por políticos y por los propios partidos políticos o las instituciones.

Para que la sociedad deje de tener una percepción escéptica del pluralismo político constitucional, es necesario adoptar medidas que produzcan efectos contrarios a los actuales de corrupción, clientelismo y nepotismo ante prácticas inadecuadas, superfluas u onerosas que deben ser erradicadas a su mínima expresión antes de su persecución penal. Debe llegar ese momento ya, cuya impronta de regeneración convierta en un resurgimiento nuestra democracia y sociedad, viviendo un ambiente que no genere todos los días una alarma social provocada por las conductas de algunos políticos, cuyo interés es detentar con seducción narcisista el poder, aunque sea a través de puertas giratorias y libres designaciones.

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