Madrid no se apaga" le responde la presidenta de esa región al Gobierno y la dirección del PP decide no estar al lado del Gobierno cuando este inicia la implementación de medidas de ahorro energético que ellos mismos reclamaban hace apenas unas semanas; la tercera fuerza política de este país pide recurrir esas medidas al Tribunal Constitucional y el diario Vozpopuli nos cuenta que "Ana Botín hace lobby en Europa contra el impuesto de Sánchez". Así seguimos por estas tierras y así es muy difícil enfrentarse con éxito a una situación global cuyos efectos están siendo comparados a los de una guerra mundial, pues el éxito ante una situación de tal entidad se alimenta de ver a los poderes políticos y económicos nacionales remando junto a su Gobierno.

Hablo de diálogo, de solidaridad, de altura de miras y de responsabilidad para con España y los españoles. Hablo de dejar de hacernos creer que las cosas son blancas o negras, que las acciones no generan reacciones (¿de verdad alguien confiaba en que Rusia no tomara medidas frente a nuestras sanciones?) y que tenemos que elegir bando. Y es que, como bien ha dicho el cofundador del partido alemán de Los Verdes, Hans-Christian Ströbele, en una estupenda entrevista concedida al diario digital CTXT, hemos llegado a un punto en el que "si hoy no estás dispuesto a darlo todo por Ucrania, eres, automáticamente, un fan de Putin. Es una auténtica estupidez".

Y hablo de que esto, señora Ayuso, señor Feijoo, señor García-Gallardo o señora Botín, por citar a algunos de los miembros de esos poderes que se oponen a cuanto propone el Gobierno sin, siquiera, presentar alternativa alguna, hace mucho tiempo que dejó de poder ir de Pedro Sánchez y del PSOE; Pedro Sánchez y el PSOE estaban al frente de este nuestro barco a la llegada de la tormenta y están haciendo lo que les toca hacer, capitanearlo. Esto ya va de la ONU informando de una subida media del 50% en el precio de los alimentos desde enero de 2020 y del Secretario General de dicha organización instando a todos los gobiernos a gravar los "beneficios excesivos" de las empresas petroleras y gasistas para "apoyar a las personas más vulnerables en estos momentos difíciles"; va de altísimas tasas de inflación en países desarrollados; va de la existencia de un plan de la UE que prevé medidas de ahorro de energía en todos los estados miembros y establece la "solidaridad energética" entre ellos, insta a los gobiernos a iniciar campañas de comunicación sobre la importancia de tal ahorro para afrontar el próximo invierno y contempla la posibilidad de priorización de consumidores en caso de una interrupción grave del suministro por parte de Rusia; va de revueltas ciudadanas a lo largo y ancho del mundo por la pérdida de poder adquisitivo y el aumento de la pobreza y va de mucho, mucho, más que nos va a exigir lo mejor de nosotros mismos.