El discurso ganador

España, como tantos países del primer mundo, está a las puertas de situaciones convulsas y de crisis sociales

Medio Ambiente, seguridad y empleo; estas son las tres cuestiones con las que contestaría si me preguntasen por las claves del próximo discurso que arrase en unas elecciones generales de este país, del discurso que acerque a un partido a la mayoría absoluta o se la entregue. Y es que el partido que sepa conjugar esas tres cosas y, además, lo haga dejando para la intimidad de cada cuerpo y cada hogar las relacionadas con la esfera íntima de las personas, tales como la decisión de poner fin a un sufrimiento insoportable, el divorcio o la homosexualidad, pues hace tiempo que la sociedad española decidió ser libre, plural y respetuosa, y teniendo al frente a alguien que concite una mínima confianza en el grueso de la sociedad, tendrá muchas posibilidades de marcar un nuevo hito en nuestra historia política. Y lo tendrá porque la pobreza en España transita por caminos muy preocupantes (Según nos dice el Informe 2020 de la Fundación Foessa, "los recursos económicos de los hogares que proceden del empleo formal se han reducido casi a la mitad (pasando del 44,9% al 24,7%)" y la Covid-19 ha aumentado la pobreza severa en un 30% hasta colocarla en el 67,8% del total de la pobreza en España) y porque lo que queremos la inmensa mayoría de la gente es algo tan ordinario como sentirnos seguros allí donde vivamos, que tu país te ofrezca opciones laborales o empresariales que te permitan vivir dignamente, formar una familia, si lo deseas, y ofrecerle un futuro a tus hijos, si decides tenerlos, y saber que nuestras instituciones trabajan para darnos un sistema que amortigüe nuestros tropiezos y caídas y para buscar soluciones ante los desafíos propios y globales que se presenten. España, como tantos países otros del llamado "primer mundo", se encuentra a las puertas de situaciones convulsas y de crisis sociales, económicas y de modelo derivadas de la actual lucha por la hegemonía mundial entre EEUU y China, de la rapidez con la que hemos acabado viviendo, relacionándonos, creando y desechando, y, especialmente, de la creciente desigualdad en las condiciones de vida existente no solo entre los países desarrollados o en vías de desarrollo y los desarrollados, sino dentro de los propios países, y acelerada por esta pandemia. Y es que, allá donde miremos, los ricos son cada vez más ricos, los pobres son cada vez más pobres y la clase media, donde la hay, y si es que de verdad existe, pierde lustre a pasos agigantados ante situaciones de incertidumbre y escasez para las que no pueden estar preparadas, porque si pudieran, no estarían en este grupo sino en el de los ricos. Y, con todo ello, aumenta el polvorín que, irremediablemente, es el mundo, y está . Ya advirtió el escritor Cyril Connolly: "los barrios marginales bien pueden ser criaderos de la delincuencia, pero los suburbios de clase media son incubadoras de apatía y delirio».

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