La esperanza en la fe

En la quijotesca España están dando caña electoral los enemigos declarados y traidores que pactan con estos

Estimados y apreciados lectores, hoy es Lunes Santo, y a lo largo de esta semana recordamos de forma fehaciente, notoria y pública la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor de la Vida y la Esperanza, Dios hecho Hijo del Hombre para redimir al género humano del constante pecado mundano y de la muerte corporal y traernos la luz esperanzadora del alma en la vida eterna, el gran Misterio de la Fe. Hay que agradecer al catolicismo popular, a nuestras Hermandades de penitencia y Cofradías de nazarenos, que teniendo como eje vertebral y esencia de la Pasión de Cristo el Triduo Pascual, las Estaciones de Penitencia son el mejor elemento cívico-religioso de sociabilidad para realizar apostolado evangélico.

Ayer, Domingo de Ramos, 14 de abril, en el que junto a la puerta del "Ingenio", símbolo mortificante y santificador - cristianos- para quienes sufrieron presidio por ser de derechas, falangistas u "oler a cera" y, posteriormente, tras la guerra incivil por ser de izquierdas, se conmemoró el aniversario de la llegada de la II República en 1931 con la toma del poder ante la marcha del Rey, dejando la Monarquía española huérfana y sin celebración de elecciones que ratificaran este hecho causante y la llegada de un nuevo sistema político, dando lugar a una empanada mental de odios y venganzas que concluyó con una guerra "incivil".

A nivel nacional, en la quijotesca España están dando caña electoral los enemigos declarados y traidores que pactan con estos para seguir rompiéndola, a pesar de indicarnos el FMI que podríamos entrar en un ciclo de desaceleración económica que junto al secesionismo implicaría, no solo romper España, sino toda normalización con la Unión Europea, así como contra la economía interior y exterior, contra la seguridad, contra la sanidad, contra la cultura, contra las pensiones y con mayor número de desempleados, precariedad en las familias y menos Estado de bienestar social.

En fin, que la campaña electoral no suponga fagotizar las tradicionales y actualizadas creencias basadas en la religiosidad popular, porque también son un servicio a España al darse en toda España llenado de fe, caridad y esperanza a quienes vean todo perdido ante el secesionismo, la educación e imposición de la lengua local en sus autonomías, los impuestos, las claudicaciones con los terroristas, eutanasia, política de género, la corrupción, la memoria hemipléjica...

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